A POCO más de una semana de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, el actual mandatario y candidato a la reelección por el partido republicano Donald Trump, así como muchos de sus partidarios insisten en que las encuestas actuales subestiman sus posibilidades de victoria, considerando que muchos electores del presidente no están revelando su apoyo. Como en 2016, dice el argumento, los partidarios de Trump “tímidos” u “ocultos” acudirán en número suficiente el día de las elecciones y harán del presidente el ganador.
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El público parece estar de acuerdo. Una encuesta reciente de Gallup muestra que el 56% de los estadounidenses cree que el presidente Trump ganará las elecciones, mientras que solo el 40% cree que el rival y expresidente demócrata Joe Biden saldrá victorioso.
Aunque algunos sectores consideran que el votante no declarado de Trump no existía en cantidades significativas en 2016 y no existe ahora, distintos análisis muestran que este grupo era lo suficientemente grande en 2016 como para afectar las encuestas realizadas en las semanas previas a la elección de Trump. Por esto se cree que en este año la situación podría repetirse y al presidente podría irle mucho mejor el 3 de noviembre de lo que sugieren las encuestas.
Como se recordará la clave para que cualquiera de los candidatos gane las elecciones presidenciales en los Estados Unidos es apuntar a Estados indecisos, también conocidos como estados pendulares o morados en una alusión a la combinación de los colorares tradicionales de las colectividades.
Estos estados son áreas que tienen lealtades partidarias poco claras e históricamente han oscilado entre votar por candidatos republicanos y demócratas en elecciones pasadas y tienen la clave para ganar las elecciones estadounidenses de 2020.
Debido al sistema de votación indirecta en la que el candidato que gane en un estado recibe todos los votos electorales del mismo, los candidatos a menudo eligen hacer campaña en los estados más competitivos. Esta es la razón por la que solo determinadas áreas reciben la mayoría de los anuncios durante las campañas electorales.
Estos Estados pendulares son: Arizona, Florida, Georgia, Michigan, Minnesota, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.
En este año particularmente la batalla es especialmente intensa en Carolina del Norte, Florida, Michigan, Wisconsin y Arizona pues podrían ser decisivos en el resultado de las elecciones. Todos son estados en los que Trump ganó contra Hillary Clinton en 2016, lo que lo ayudó a asegurar su victoria en el colegio electoral. Retenerlos es crucial para sus esperanzas de reelección.
Aunque los medios contrarios al presidente Trump se empeñan en divulgar encuestas de voto nacional en las que su rival demócrata Joe Biden lleva la delantera por un 7%, ocultan que en los estados definitivos la situación es diferente y que la elección puede volver a ser una sorpresa como en la edición anterior.
Un análisis de las encuestas en los Estados pendulares demuestra que en Arizona la diferencia entre los candidatos es menor a dos puntos lo que los deja en un empate técnico. Lo mismo ocurre en Florida y Carolina del Norte en donde tienen una diferencia de 1.5%, Georgia en donde están empatados en las encuestas y Wisconsin en dónde la diferencia también arroja un empate técnico.
Estos datos, sumado a la evidencia de los votos “ocultos” pueden darle la victoria en todo estos Estados con lo que conseguiría 70 sufragios electorales que sumados a los 163 que tiene seguros estaría muy cerca de los 270 que necesita para la victoria.
La historia de las elecciones estadounidenses ha demostrado la importancia de los estados indecisos. En 1948, Harry S. Truman derrotó a Thomas Dewey con una victoria de menos del 1% del voto popular en los estados cambiantes de California, Ohio, Indiana, Illinois y Nueva York. La carrera presidencial fue tan reñida que los titulares de los periódicos informaron erróneamente que Dewey era el ganador.
En las elecciones presidenciales de 1960 entre Nixon y John F. Kennedy, 10 estados ganaron por menos del 2% de los votos. En 2000, los resultados de las elecciones se redujeron a la victoria de Florida, que George W. Bush reclamó por un margen de 537 votos.
Los votos no declarados de Trump en las encuestas de 2016 le dieron cerca de un 3% más de lo que se registraba en los estados pendulares y consiguió la victoria y puede pensare que este año es factible que se repita la historia.
Ultimo acontecimientos
El debate del jueves por la noche fue una de las últimas oportunidades que tuvieron el presidente Trump y el candidato Biden de atraer a una gran audiencia nacional. Ambos parecían ser conscientes de lo mucho que estaba en juego.
Trump actuó significativamente más presidencial que su oponente, manteniendo la calma y usando argumentos familiares para atacar el historial de Biden cuando era su turno. Biden, a quien Trump y sus partidarios se refieren como “Joe el dormilón” discutió apasionadamente contra las políticas del titular en áreas como la inmigración y el manejo de la crisis del coronavirus.
Sin embargo para un número significativo de votantes, el debate llegó demasiado tarde para influir en ellos, considerando que más de 42 millones de estadounidenses ya han emitido sus votos, una participación récord para la votación anticipada.
Sin duda revelaciones como la hecha esta semana en un artículo del New York Post sobre un correo electrónico que podría vincular a Biden con los esfuerzos de su hijo Hunter para presionar a una compañía de gas ucraniana ha sido considerado por algunos conservadores como un terremoto de campaña y adicionalmente Trump ha prometido que habrá más revelaciones por venir.
Así las cosas aunque las encuestas que muestran una ventaja para Biden, hay suficientes estados en los que Trump está por delante o dentro del margen de error que, si las cosas se rompen de la manera correcta para el presidente, la aritmética del Colegio Electoral podría funcionar para él.
A pesar de que Trump perdió el voto popular nacional la última vez, tuvo un margen cómodo en el Colegio Electoral, donde cada estado obtiene una cantidad de votos según su población.
Incluso hay escenarios en los que él y Biden obtienen cada uno 269 votos, creando un empate que sería decidido por las delegaciones estatales a la Cámara de Representantes, una mayoría de los cuales probablemente se pondría del lado de Trump.