Cuando el Estado de Derecho se marchita, por cuenta de la constituyente espuria de La Habana, en todo el país y los más prestigiosos centros educativos, como la Universidad Sergio Arboleda, que orienta Rodrigo Noguera con eximia calidad y consagración, como en los centros de pensamiento y la academia, se analizan sobre la marcha los peligros para la democracia que se avizoran en el horizonte de aprobar el Congreso instituciones exóticas de orientación neo marxista como la JEP. Entregar la justicia a los agentes de los subversivos de la víspera, que por cincuenta años combatieron a sangre y fuego la sociedad colombiana y cometieron los más horrendos crímenes, carece de antecedentes en el mundo civilizado.
Los desafíos presentes ponen en peligro el sistema y el futuro de 50 millones de colombianos. Por tal fenómeno aflora en la mente la terrible experiencia que sufrieron nuestros antepasados en el siglo XIX, cuando el radicalismo consagró, con exclusión de las tendencias políticas antagónicas, en Rionegro, la Carta Política de 1863, que trajo la desgracia, la violencia, el fraude, el monopolio de los negocios y la burocracia del Olimpo radical y oligárquico, como impiadosos años de persecución a la Iglesia Católica, los opositores y las gentes sencillas del campo.
Frente a la terrible crisis en la que agoniza el pueblo colombiano se rebela el entonces dirigente político Rafael Núñez, quien, como hoy Álvaro Uribe o Germán Vargas Lleras, todos de origen liberal, y sus coroneles, no aceptan que los manejen como borregos que conducen al matadero.
En el Foro académico sobre la Regeneración y la actualidad política colombiana, que se efectúo el 8 de noviembre en los claustros de la Sergio Arboleda, al presentar el evento, recordé, sin pretender que la historia se repite al calco, que hoy estamos ante el mismo dilema fundamental que en su tiempo plantea Rafael Núñez: “Regeneración fundamental o catástrofe”. Así como están más radicalizados en la defensa del orden Uribe y Vargas, que los mismos conservadores; como lo estuvo Rafael Núñez, en comparación a los conservadores de la época del Partido Nacional.
Hice un reconocimiento al estadista Carlos Holguín Mallarino, cuya noble memoria es ejemplar, sin el cual la alianza entre liberales independientes y conservadores habría sido inviable. Destaque también a Soledad Román, la talentosa dama que estando enfermo su marido, toma las riendas del poder y con fino tacto político orienta la alianza con los conservadores.
Por su parte, Carlos Martínez Simahan, presidente de la Academia del Pensamiento, sintetiza la gesta juvenil del estadista cartagenero, como los obstáculos de toda índole que debió vencer, así como de su incontrastable creatividad política. Se refirió a las paradojas de la contienda actual que determina que dos figuras de la política conservadora que aspiran a la Presidencia lo hagan por cuenta de pedir firmas, mientras el partido conservador no tiene candidato.
Ignacio Restrepo, destacado académico, pedagogo y erudito, recordó que en momentos cruciales para el presidente Rafael Núñez, cuando acababa de ganar la guerra que el liberalismo exaltado había desatado contra su gobierno civilista, pronuncia una sola frase desde el balcón del palacio presidencial: “La Constitución de Rionegro ha dejado de existir”. Advierte que con los gobiernos radicales casi se disuelve la República, con 40 revoluciones locales, 20 gobiernos estatales derrocados, una revolución nacional y la funesta guerra civil de 1885. Sostiene que hemos involucionado de la Regeneración de Núñez, a la degeneración del pacto de La Habana.
Entre tanto el exministro Roberto Junguito hizo un esclarecedor análisis de las ideas político-económicas de Rafael Núñez, y sus grandes reformas. Se refirió a sus primeras intervenciones críticas en el Congreso en confrontación con Florentino González. Destaca la experiencia como hacendista, la idea de crear un Banco Provincial en 1850 destinado a emitir billetes convertibles en oro que podían circular a la par con la moneda metálica. Núñez, crea el Banco Nacional. Se opone a la elección de gobernadores por cuanto debilita el gobierno central. Estuvo por la Federación y por la experiencia negativa, pasa a defender la unidad nacional. Fomenta la recuperación del Canal del Dique. Esclarece su papel en el manejo de los bienes de manos muertas. Plasma su visión del mundo, en diversos escritos. El hombre político genial y su política de cambios y reformas, para modernizar el Estado. Es una de las visiones sutiles sobre el insigne estadista del Cabrero.
Luis Suarez Cavallier, cierra el Foro con una intervención afirmativa y polémica, con citas sobre la Regeneración. Exalta a Rafael Núñez como el estadista y jefe conservador más admirable de nuestra historia, creador del Estado moderno y quien anticipa que el federalismo conduce a la anarquía y, después, a la dictadura.