Firmes en defensa de la vida | El Nuevo Siglo
Viernes, 2 de Noviembre de 2018

Aunque los defensores de crímenes contra la vida quieran taparse los oídos, y despreciar argumentaciones en contra de sus tesis declarándose en “diálogo de sordos”, los que queremos salvar vidas, comenzando por los inocentes niños en el vientre materno, seguiremos clamando en defensa de ellas, pues, por los firmísimos motivos que tenemos para ello, y más cuanto esto es a millares, no podemos callar, y soñamos en que algún día, utilizando su inteligencia los adalides de esa práctica, o al menos sus lectores, hallen la razón de nuestro gesto humanitario.

Haciendo énfasis en la enseñanza, tan acorde con la Ley Natural como es la del cristianismo y de otras confesiones religiosas, se han escrito centenares de páginas claras e irrebatibles en contra del aborto, fundamentadas en la Escritura Sagrada, en sapientes autores, magistrales científicos, que ojalá desprevenidamente, e inmunes a las corrientes abortistas sean oídas, en especial la gran encíclica “El Evangelio de la Vida del Papa S. Juan Pablo II.

Personalmente hice, en el 2006, a pesar de fortísima oposición, una recopilación de artículos selectos en defensa de la vida, reproduje amplios y  bien documentados pronunciamientos del entonces Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia,  del Comité Permanente del Episcopado y carta abierta al pueblo colombiano en defensa de la vida, firmada por 200 personalidades, entre Ex-presidentes de la República, Parlamentarios, empresarios, rectores de Universidades, líderes cívicos, periodistas, opuestos a que se tomara la determinación con despenalización del aborto en algunos casos.

Se afirmó, allí, la creencia en el valor absoluto de la vida y en la dignidad de la persona humana. “El aborto no es señal de progreso, a lo largo de la historia, es señal de decadencia y muerte de civilización”. Además, lo razonable y humano no es, como ha dicho recientemente el Papa Francisco autorizar a la madre para ser “sicaria” de su hijo, sino hacer el esfuerzo, aun en los casos extremos por salvar la vida de los dos.

Analizados los casos en los cuales la Corte Constitucional se atribuyó el poder de despenalizar el aborto, los tres se pueden prestar fácilmente para ilimitada aplicación. Defender la vida de esas creaturas humanas tan débiles, y no sentenciar su muerte, es mantener reclamo de la Ley natural y de los más nobles sentimientos de los seres humanos. En pie, el pueblo colombiano es llamado, ahora cuando se está ampliando en forma ílimite la matanza de niños por nacer, hacerse sentir, en todos los ambientes y clases sociales a que defendamos la vida y nos opongamos a la muerte de inocentes. La paz que anhelamos, comienza por esa defensa firme de la vida y no plegándonos a corrientes mundiales, que, sin alma, propician la matanza de infantes con la siempre horrenda práctica del aborto.

Todas las religiones, comenzando por la católica, deben hacerse sentir en esta campaña a favor de Colombia. Hemos de buscar los medios para atajar esa arrasadora avalancha a la que se quieren someter al pueblo colombiano. Entonces, ni un paso atrás: Firmes en la defensa de la vida.

 *Obispo Emérito de Garzón

Emailmonlibardoramirez@hotmail.com

 

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