Un siglo de la Gran Guerra que dio pie a grandes inventos | El Nuevo Siglo
Foto Anadolu
Viernes, 9 de Noviembre de 2018
Agencia Anadolu

El 11 de noviembre se cumplen 100 años del fin de la Primera Guerra Mundial. Al igual que en otras confrontaciones bélicas, la llamada Gran Guerra sirvió como excusa para crear un sinfín de productos, nuevas tecnologías y sistemas que mejoraron la vida de miles. Sin embargo, otros desarrollos ensancharon el aterrador saldo de 37 millones de víctimas.

Estos son algunos de los inventos que superaron el plano de la ficción para convertirse en verdaderos aliados o enemigos del hombre.

Industria médica

Transfusión y bancos de sangre: gracias a una solución salina con citrato de sodio creada por el médico argentino Luis Agote en 1914, se pudo almacenar la sangre en grandes cantidades y por largo tiempo para salvar la vida de miles de soldados sin coagularse. Los bancos de sangre desarrollados con esta idea en el Rockefeller Institute de Nueva York se usaron por primera vez en 1917 para atender al ejército de EEUU desplegado en Bélgica.

Unidades de radiografías: Marie Curie, galardonada con el Premio Nobel de Física (1903) y Química (1911), apoyó al ejército francés durante la confrontación. Al vivir en París, Curie quiso ayudar a los cirujanos creando las primeras unidades móviles de radiografías, conocidas como ‘petites Curie’. Sacó una licencia de conducción y dirigió la instalación de 200 de esas unidades que se cree atendieron a cerca de un millón de soldados. Curie se convirtió en directora del Servicio de radiología de la Cruz Roja.

Toallas higiénicas y pañuelos desechables: En 1914 una pequeña empresa estadounidense llamada Kimberly-Clark visitó plantas de celulosa y papel en Europa y descubrió un nuevo material llamado Cellucotton, cinco veces más absorbente que el algodón. Las enfermeras de la Cruz Roja en los campos de batalla usaban este material combinado con las gasas de uso médico para combatir sus periodos menstruales, lo que llevó a Kimberly-Clark a crear las primeras toallas higiénicas después de la guerra. En 1924, la compañía planchó el papel y creó los primeros pañitos faciales con el nombre ‘Kleenex’.

Acero inoxidable: aunque este material pretendía ser usado por el ejército británico para mejorar las armas y fue usado en algunos motores aeronáuticos, rápidamente se entendió que esta simple aleación podía salvar vidas si se usaba para la fabricación de cubiertos e instrumentos médicos.

Industria alimentaria

Bolsas de té: nacieron por una casualidad, ya que antes el té era empacado en cajas, pero para disminuir su costo un profesor de Estados Unidos puso las hojas de té trituradas dentro de un rollo de seda. Los consumidores no entendieron que eso era solo un empaque y terminaron por meter la bolsa de seda dentro del agua. Los alemanes llamaron a estas bolsas ‘Tea Bombs’.

Salchichas vegetarianas: los alemanes se vieron en la necesidad de usar proteína vegetal para alimentar a las tropas que se encontraban asediadas por los británicos y por eso un militar, que después llegaría a ser el canciller de Alemania, Konrad Adenauer, inventó la primera salchicha vegetariana hecha de soya, harina, maíz, cebada y arroz molido, conocida como Kölner Wurst.

Fertilizante industrial: antes de la guerra, los químicos alemanes Fritz Haber y Carl Bosch desarrollaron un proceso para convertir el nitrógeno atmosférico en una forma biológicamente disponible, el amoníaco. Durante la guerra, Alemania produjo nitratos artificiales para crear explosivos como TNT y hoy el proceso de Haber-Bosch sostiene los cultivos que alimentan a más de un tercio de la población mundial.

Industria militar

Tanques: en esta guerra de trincheras estos vehículos militares fueron ideales para el avance de las tropas. En 1915 se presentó el British Mark I y estuvo por primera vez en el campo de batalla en Somme, Francia, en septiembre de 1916. Mientras se creaba el tanque, también prosperaba la invención de artillería pesada contra estos.

Ataque en tierra: también fueron creados el lanzallamas -usados por primera vez por las tropas alemanas cerca de Verdún, en febrero de 1915- y los temporizadores para las armas. Uno de los peores desarrollos fue el gas venenoso, usado por primera vez por los alemanes contra los rusos el 31 de enero de 1915, durante la Batalla de Bolimov. Ambos bandos recurrieron a compuestos mortales para vencer a las máscaras de gas, creadas durante esta guerra incluso también para los animales.

Artilugios aéreos: entre 1914 y 1918 se desarrollaron diversos inventos que hasta hoy usa la industria militar aérea, como los son las cámaras de reconocimiento para atrapar al adversario, las luces de control de los aviones y el primer simulador de vuelo, que se llamó ‘piloteur’. También se desarrollaron las telecomunicaciones áreas. El Ejército de Estados Unidos instaló las primeras radios de dos vías en aviones, y para 1916 los técnicos podían enviar una señal de radio a una distancia de 140 millas. Ese mismo año se diseñó un casco con un micrófono incorporado y auriculares para bloquear el ruido del motor del avión, y en 1917 la primera voz humana se transmitió por radio desde un avión en vuelo a un controlador en tierra.

En 1912 también fue la primera vez que un avión zarpó de una plataforma móvil, el HMS Hibernia, en la bahía de Weymouth, al sur de Inglaterra, dando paso a los portaviones que hoy conocemos.

Cremalleras y relojes de pulsera: estos productos, que hoy vemos como invenciones de la industria de la moda, en realidad cambiaron la estrategia militar durante la Primera Guerra Mundial. En el siglo XIX y principios del XX, los uniformes tenían botones y ganchos que no protegían muy bien del frío y eran muy dispendiosos de abrochar para los soldados que se preparaban para la guerra. Algo similar pasaba con los grandes relojes de bolsillo que no eran nada prácticos dentro de las trincheras. Por eso las cremalleras fueron introducidas en los uniformes y en las botas del cuerpo de marina de EEUU, mientras que los relojes de pulsera fueron creados especialmente para que los aviadores pudieran coordinar las horas de los bombardeos y tuvieran las manos libres para timonear sus aviones.