El entretejido del domingo | El Nuevo Siglo
Jueves, 24 de Mayo de 2018

Lo prometido por los candidatos a la Presidencia, quedó dicho y repetido al igual que en décadas atrás. En este vuelo cruzaron el país con pesadas nubes de proyectos para gobernar la Colombia de siempre: desordenada, inequitativa, violenta, fiestera, trabajadora en lo que caiga y, muy “hipocritonga”.

El cúmulo de nubes creó en los aspirantes un firmamento imaginario para la reconstrucción del país, anhelada por 50 millones de habitantes. Esta vez los partidos ladiados, acudieron a movimientos y coaliciones, para encontrar donde sentarse.  

La ciudadanía guarda temores a presiones e intereses personales y de grupos, que nunca faltan en la política criolla, detrás de los candidatos los hay. El país poco cree en encuestas.        

La verdad está en la realidad del ciudadano común. Sufre dolores en el bolsillo, desempleo, mal salario, elevados tributos por todo; pensiones ricas para ricos; pensiones pobres y amargas para pobres, casi pagadas en monedas.

Están vivos, el desajuste en servicios de salud, educación aceptable y costosa para la élite, o barata para otros, pero con profesores en huelga frecuente.

Al tocar pista, la primera vuelta en urnas, los candidatos coincidieron o se repitieron en debates desordenados, e improvisaron el caminado, para no quedar atrás, ante sus contendores.

Como era de esperarse, el Acuerdo de Paz no quedó volando, sin embargo, apretar demasiado el cinturón con justicia, puede agravarlo, o desatar choques, que nadie quiere.

Las reformas económicas planteadas se dirigen supuestamente a suavizar impuestos para la ciudadanía empleada, el inversionista o el empresario, que carga el collar del impuesto a la renta. Una cosa proponer, otra aprobarlo y otra, qué dirá la comisión de expertos; siempre se opone.

Cientos de veces, han prometido el actual Gobierno y los candidatos, luchar contra atraco y bandas en negocio del narcotráfico. De fondo, no se conoce estrategia para desintegrarlos, ojalá sin caer en una ´guerra urbana´.          

Los candidatos y los nuevos integrantes del Congreso, juran luchar con justicia en mano, contra corrupción. Cabe preguntar si la justicia, penetrará altos niveles socioeconómicos, quienes con habilidad, hacen acrobacia defendiéndose con las Cortes.  

La ciudadanía, tiene dudas y confusión para decidir el voto; mantiene reservas sobre el candidato que se elija, está asombrada ante tanta leguleyada en todo. Se espera mandatario autónomo, sin una voz de mando, o consueta, bajo la mesa del despacho.

La gente se abstiene de decir por quién votará; es atortole natural por la polarización predominante, ante la ola de verdades y mentiras sobre derechistas, ultraderechistas, continuistas o populistas.     

El entretejido del domingo debe tener ganador, con decisión propia para Colombia de hoy, con identidad auténtica y sin los funestos, izquierdismo o derechismo, del siglo pasado en Latinoamérica.