Rectificación española | El Nuevo Siglo
Viernes, 29 de Julio de 2011

*Partido Popular defiende el centrismo
*Rajoy va por la recuperación nacional


LA  insistente promesa del presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, de cumplir su mandato hasta el 2012, pese al rechazo de la población en las urnas y la creciente protesta de los indignados en toda la nación, se desmoronó en la medida que los distintos indicadores muestran que su permanencia en el poder ahonda la crisis económica y puede conducir a un despeñadero como el que incubaron los social-populistas en Grecia, precisamente, para enquistarse en el poder. La realidad española es menos grave, por ahora, mas persisten los temores de que al seguir la misma receta griega con Zapatero de malgastar los fondos públicos, se produzca con el tiempo un desastre aún mayor. Por lo que para la mayoría de los analistas económicos resultaba altamente perjudicial dejar que la crisis política, económica y social se agravara hasta el 2012.


Así que por primera vez en largo tiempo es casi unánime el respaldo a la medida de acortar el período del gobierno con la finalidad de procurar mayor legitimidad en las urnas. Un panorama sombrío cerca a la administración socialista con la presencia de los indignados que protestan en las calles, los continuos malos datos de la economía, la prima de riesgo al 300, la tasa de desempleo en 20 por ciento, al punto que 46 por ciento de la juventud no consigue trabajo. Se afirma que más de 4.833.700 están cesantes. Según datos oficiales en los últimos meses 59.200 hogares se sumaron a las familias donde todos sus miembros se encuentran sin trabajo.


La pasada derrota en los comicios regionales mostró el descontento popular traducido en voto castigo y provocó la caída histórica de los socialistas en enclaves electorales en los que parecían imbatibles, como pasó en Andalucía. El diario estadounidense Wall Street Journal, de los más respetables en sus análisis económicos, considera que el gobernante español se doblegó a las intensas presiones políticas para que abandone el cargo antes de lo estipulado, por la desesperanza de ver cómo le escasea el aire en un ambiente de estancamiento económico sin precedentes.


Pretender ocultar la razón de la debacle electoral de los socialistas, ligada a las cifras económicas desastrosas, era como querer tapar el sol con las manos. Así que Zapatero obró a conciencia y con lucidez, puesto que cada día se hacía ostensible el descontento y el peligro divisionista del partido. El candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, sin que le estuvieran preguntando, se apresuró a decir que él no le había solicitado a Zapatero que acortara su mandato, lo que provocó risas entre los periodistas y en la opinión pública, que lo han visto intentando por estos días separar su nombre del de su antiguo jefe en el gobierno. Tarea casi imposible, dado que parece llevar en la frente la z emblemática de su jefe. Lo que no le impide proclamar que: “el PSOE ha sabido conectar con una mayoría amplia de ciudadanos, con hondas raíces sociales y es lo que hará ahora, conseguir su confianza”. Lo que desmienten los pésimos resultados para el PSOE de las recientes elecciones regionales.


La convocatoria anticipada a elecciones presidenciales fija la fecha para su realización el próximo 20 de noviembre, día que se recuerda en España por cuanto se cumple otro aniversario del fallecimiento del general Francisco Franco. Desde ya se especula sobre la razón para escoger una fecha augural como esa, que puede convertirse en el funeral del PSOE, lo mismo que podría dar una sorpresa si Rubalcaba consigue remontar las encuestas que en estos momentos le son adversas y le dan el triunfo a Marino Rajoy. El candidato del PP se mostró un tanto eufórico al conocer el adelanto de las elecciones, lo que calificó como una “buena noticia”, aunque “tardía”. Rajoy se compromete a hacer un gobierno, si gana los comicios, “creíble, previsible y solvente”, instalado siempre en “la moderación, el centro, el diálogo, la verdad, la responsabilidad y la transparencia”. Lo que requiere España es “un proyecto de recuperación nacional”.