Veranera, una planta para rehabilitar suelos | El Nuevo Siglo
Sábado, 15 de Septiembre de 2012

La revista Carta Fedegán trae, en su edición 124, un interesante artículo sobre la Veranera, una planta muy útil para la alimentación de los ganados. Nos dicen los investigadores del Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (CIPAV) que esta planta puede ser un recurso vital para restaurar la vida y algunas propiedades físicas de los suelos y para superar el cuello de botella de los meses más secos del año.

De hecho, el nombre común actual de la planta se debe a su capacidad de conservar el forraje verde incluso en los meses críticos, pues es una planta adaptada a la baja fertilidad y la sequía estacional. Esta tolerancia a la sequía se debe a la formación de raíces que alcanzan profundidades entre 1.30 y 1.80 m. En regiones que experimentan sequías hasta de seis meses de duración, de 30 a 40% de la producción de forraje de la Veranera (Cratylia argéntea) se concentra en este período.

Recuperación de praderas

Señalan los investigadores que miles de hectáreas del trópico bajo registran una creciente degradación de los pastos y de la vegetación nativa, por el sobrepastoreo, quemas y malas prácticas ganaderas. Las mayores pérdidas en la productividad se observan en los paisajes de colinas bajas con suelos ácidos e infértiles y sujetas a sequías prolongadas.

Gracias a su alta tasa de fijación de nitrógeno en suelos ácidos y a la abundante producción de hojarasca, la Veranera contribuye a mejorar el reciclaje de nutrientes y la productividad de las plantas asociadas al sistema ganadero, además de producir un forraje de excelente calidad.

En áreas abiertas, la planta ramifica desde la base del tallo y crece como un arbusto con una altura máxima de 3 metros. Sin embargo, cuando se asocia con plantas leñosas de mayor porte puede crecer como una liana voluble (bejuco).

Algunas investigaciones hechas por Corpoica en las sabanas bien drenadas con suelos de baja fertilidad en los Llanos Orientales y en suelos de mediana fertilidad en zonas de ladera del departamento de Cauca, han mostrado buena adaptación de esta leguminosa hasta los 1.200 metros de altitud, en climas subhúmedos con sequías prolongadas.

Las asociaciones

En sistemas de corte y acarreo, la Veranera se puede asociar con Botón de Oro Tithonia diversifolia, como se hace actualmente en varias fincas de Caquetá. Esta combinación es muy adecuada para los suelos de baja fertilidad porque el Botón de Oro ayuda a aumentar el fósforo disponible para las bacterias fijadoras de nitrógeno en las raíces de la Veranera.

En sistemas de ramoneo la planta se asocia bien con gramíneas como las gramas nativas y varias especies de braquiaria.

El nivel de consumo del forraje de la Veranera que se ofrece solo, no es muy alto, pero aumenta al secar las hojas al sol, lo cual probablemente se debe al descenso en la concentración de taninos. Sin embargo, si la Veranera se le suministra al ganado como suplemento en combinación con tallo de caña de azúcar, se observa un alto consumo de las hojas tiernas y la producción de leche o carne supera los promedios para suelos ácidos. Esto puede ser el resultado del alto contenido de proteína cruda (23%) y la digestibilidad intermedia (48 a 53%) de la planta en combinación con los azúcares altamente solubles de la caña.

Siembra

La Veranera se puede sembrar mediante trasplante de plántulas o directamente por semillas en suelos preparados en forma convencional con arado y rastra, labranza mínima o “cero labranza”.

Para la siembra de material de vivero, las plántulas deben tener por lo menos cuatro hojas. Dado que el desarrollo inicial de la Veranera es lento, algunos investigadores recomiendan hacer una poda de formación a una altura aproximada de 90 cm unos seis meses después de la siembra. Esta poda estimula la ramificación lateral del arbusto y aumenta su producción de biomasa.

La altura del primer corte parece afectar la producción de forraje en los cortes siguientes. Por esta razón se recomienda esperar de 8 a 10 meses según el suelo y las lluvias antes de hacer el primer corte. Las cosechas posteriores se hacen en el momento óptimo de crecimiento o al inicio de la floración del cultivo.

También en este aspecto hay variaciones importantes relacionadas con la altitud y el régimen climático. Por ejemplo, en las vegas del río Arauca el intervalo entre cortes es de 40 a 45 días, en el piedemonte amazónico de Caquetá es de 50 a 60 días y en el Valle del Cauca, a 1000 m de altitud, es de 90 días.

Según los registros de la Colonia Agrícola de Acacías, Meta (piedemonte de la Orinoquia), el primer corte de la Veranera se hace entre 6 y 8 meses después de la siembra, cuando las plantas alcanzan un metro de altura, y los cortes posteriores se hacen a intervalos entre 50 y 90 días, con un rendimiento de 2 kilos de forraje verde por planta.