2020 | El Nuevo Siglo
Sábado, 4 de Enero de 2020

Se prefiere, en relación con el año en curso, darle prioridad a los problemas más inquietantes, preocupantes, para despejar el camino y seguir en la búsqueda de la senda correcta: el presente es un enfoque parcial. Place, antes de aplicar el criterio señalado, destacar, como algo positivo, la decisión gubernamental del 6% sobre el salario mínimo; se despeja un problema económico convertido en una confrontación anual de tipo político. Intervienen, al principio, dos partes: empresarios y organismos sindicales que, al no ponerse de acuerdo, inducen a la intervención decisoria del tercer integrante, o sea, el Gobierno Nacional que impone una solución intermedia. El salario mínimo podría ¿debería? determinarse según la productividad que, en la práctica, es desbordada por la “solución intermedia”: posición “políticamente correcta” que externamente no es satisfactoria para el sindicalismo pero sí para los otros integrantes del trío, aunque sea en un sentido relativo, debido a que las cosas comienzan a funcionar.

La dificultad principal por la que atraviesa el país, con reiteración en el futuro cercano, y tal vez más, se refiere a los quiebres en la vida real e institucional vista, y sufrida, desde el 21 de noviembre. Reaparece la figura del trío: Gobierno Nacional y sindicalismo con el refuerzo de estudiantes y los dos últimos grupos integrados en el Comité del Paro que actúa a través de frecuentes movilizaciones, en las ciudades más importantes, caracterizadas, en diversas ocasiones, por vandalismo, que los estudiantes y sindicatos afirman no pertenecer a su movimiento pero, en tal caso, son incapaces, por lo regular, de controlar y constituye un aporte al fomento del caos.

El Comité del Paro aspira a ser el único interlocutor válido y decisorio del Gobierno Nacional en la solución de las dificultades y problemas del país pero los hechos inducen a considerarlo incapaz en el desempeño de tal función. Presentó inicialmente 13 asuntos que elevó a 104: se duda de su capacidad para plantear alternativas y justificarlas adecuadamente. En consecuencia se respalda al presidente Duque en su posición del Conversatorio, ojalá sea la mejor opción, en cuanto busca la mayor participación posible en el análisis y concreción de los caminos más adecuados por parte de la nación como un conjunto. Se entiende que el Comité no cederá fácilmente y promoverá perturbaciones adicionales del orden público. 

Un análisis interesante y pertinente es realizado por Jaime Pinzón en “¿Quién autorizó ese pliego?” (ENS, diciembre 26) quien habla de la torre de Babel planteada por las 104 sugerencias. Y no hubo margen, en el momento, para examinar la inequidad, en que Colombia está al tope, la corrupción aceptada como mal mayor y la inseguridad urbana y rural.