Cátedra virtual | El Nuevo Siglo
Miércoles, 22 de Abril de 2020

Críticas opinadas diariamente, respecto a la medida educacional para prevenir la contaminación del virus: la cátedra virtual. Los alumnos no escuchan solemnemente al maestro a través de Internet y él con ellos se comunica desapasionadamente por el mismo medio: la computadora. Se debe comprender razonablemente el fenómeno, cualidad más útil que perdonar las conductas observadas al respecto. Simplemente, constatar que todos a uno y uno a todos se sienten insatisfechos; ausencia del entrelazamiento, simpatía física.

El maestro, en su cátedra hace un soliloquio, actitud que causa alteraciones emocionales, pues no es costumbre expresarse sin la presencia física en el auditorio. Cuando Hamlet en su soledad manifiesta su ansiedad: “to be, or not to be, that is the question” denuncia un problema que los profesores están padeciendo. No saben ciertamente si su enseñanza está siendo apreciada; si su dedicación es una clase eficiente y los alumnos, a su turno, al no ver presente al pedagogo no lo asimilan mentalmente y se distraen por la ansiedad causada por el confinamiento. Por ello el tema instruido virtualmente no se asimila ciento por ciento.

Mi maestro de teatro Boris Roth, en la Escuela Nacional de Teatro, invitando a improvisar a William Shakespeare, en el monologo de Hamlet, insistía en que ese guion del libreto se actuara emocionando al público, para que lo escuchara atentamente. La cátedra es una escenificación y, obviamente, importa atraer al auditorio para que represe la idea. Es el conflicto ahora anotado. Los estudiantes no y los maestros tampoco se impactan a través del computador. Hay que innovar esa metodología.

Esa didáctica hay que admitirla, pues si se tiene en cuenta que uno infecta a dos y dos infectan a cuatro y cuatro a ocho y así se produce unas multiplicaciones geométricas, no será posible prevenir la extensión humana del virus sin el aislamiento colectivo. Una prevención que se debe prolongar por el doble. Motivar a los alumnos y maestros para que por el recogimiento asimilen ese escenario nuevo y lo aprovechen en su beneficio: satisfacer la vocación docente y la ambición de vencer la ignorancia; esto para uno y para los otros.

Ahora, la cura de la pandemia, en principio del lapso temporal del confinamiento es una regla cierta, pero no es resultado científico. Lo que se está investigando genera muchas dudas acerca de los supuestos. Hay que alimentar las ilusiones del pueblo con lecciones elementales y por remedios probables. La cátedra virtual es un remedio y las investigaciones biológicas acerca del virus están conduciendo a suponer que la vacuna no será la próxima solución y que más bien los exámenes científicos están suponiendo otras medidas próximas y efectivas. Esta noticia debe ser un alivio para disciplinar el comportamiento de la cátedra virtual.

Estimular las aficiones, el apetito por gozar la vida prospera, física e intelectualmente, realizar esfuerzos placenteros y no sacrificios dolorosos, es una terapia de psicología educativa que se debe practicar voluntariamente en la educación.