Doña Juana, tres décadas más | El Nuevo Siglo
Martes, 5 de Febrero de 2019

El pasado 28 de enero el Alcalde Enrique Peñalosa en su rendición de cuentas ante el Concejo de Bogotá, señaló que el relleno sanitario “Doña Juana” que inició operaciones a finales de 1988 para servir como disposición final de los residuos no aprovechables, prolongará su vida útil por otros 36 años más.

Con el paso de los años “Doña Juana”, ha venido presentando cuatro grandes problemáticas que afectan a todos los bogotanos y en particular a la comunidad del Mochuelo. i) La ampliación del relleno, ii) el crecimiento urbanístico en la zona -muchas veces ilegal-, iii) la presencia de diferentes vectores y el inadecuado manejo de lixiviados que generan problemáticas ambientales y de salud pública y iv) la ausencia de una política real para el manejo de residuos sólidos en el país y en Bogotá.

La situación del relleno y de Bogotá en este aspecto no es fácil, a “Doña Juana” ingresan aproximadamente 6.000 toneladas diarias de basura –lo que sería un edificio de 7 pisos y de las cuales, ninguna tonelada recibe ningún tipo de tratamiento o separación de residuos-, la ciudad no tiene más terrenos para crear un nuevo relleno sanitario y los recicladores que son nuestros héroes en silencio, viven en situaciones precarias que estamos obligados a mejorar.

Se estima que Colombia produce 11,3 millones de toneladas de basura cada año, y de esa cantidad de desperdicios, apenas se aprovecha el 1,8 %. Así las cosas, el principal problema de Bogotá en esta materia –y de Colombia-, no es que “Doña Juana” haya llegado a su límite, en tanto que, ante la ausencia de una política real de reciclaje y aprovechamiento de residuos, ningún terreno será suficiente. El principal problema de Bogotá en esta materia, es la ausencia de una política integral de reciclaje responsable, que empiece desde los hogares y empresas bogotanas, que pase por los transportadores de basura y que definitivamente se articule con los recicladores.

La ausencia de una política de reciclaje, no sólo hace que el relleno pierda su capacidad más rápido, sino que dificulta la labor de los pocos biodigestores que actualmente funcionan en el relleno. La filtración de los lixiviados que afectan al rio Tunjuelo, y la aparición de plagas y enfermedades en la zona que son una amenaza constante para los habitantes del mochuelo, deben ser suficiente motivación para dar los primeros pasos en un cambio de modelo en la recolección de basuras en Bogotá.

Así, es imperativo construir una política de reciclaje seria, en la que se involucre de manera activa tanto a los hogares y empresas -gestionando la separación de residuos desde el inicio-, como a los recicladores, fortaleciendo a los medios de distribución, transporte y almacenamiento  creando centros de acopio, donde los recicladores puedan depositar los residuos que han separado –reducir el porcentaje de los intermediarios- y de este modo no sólo lograr un mejor desempeño de los digestores biológicos del relleno para producir biogás y fertilizantes, sino dignificar la labor de los recicladores a quienes hemos olvidado y quienes son la vía para menguar esta problemática que hoy agobia a la ciudad.

 @SamuelHoyosM