El enigma del factor humano en Ucrania | El Nuevo Siglo
Miércoles, 5 de Octubre de 2022

Hace poco los principales gobiernos de Europa y de Estados Unidos buscaban un sitio para amparar al gobierno ucraniano de la marejada rusa que creían arrasadora. No contaron con el valor del factor humano del que habla Graham Green en su novela. Así, como de la nada, el actor de teatro desconocido se convirtió en una fuerza política decisiva llamado Zelenski. Decidió que él se quedaría a luchar. Y desató una resistencia contra la otrora invencible ola mecanizada.

 Occidente está hoy más unido con esta guerra. Pero esa relativa unidad se produjo tras un error de cálculo de las potencias occidentales y de Rusia. Ninguno tomo en serio a Ucrania.

Desde luego el gobierno ruso se equivocó tanto como los aliados occidentales. Creyó lo mismo. Que su invasión sería un paseo, que los ucranianos eran débiles y además que sus gobernantes eran nazis. Ahora los analistas de ambos campos, sabios después de los sorprendentes hechos, dicen que claro, que en una batalla un soldado decidido derrota a cuatro soldados desmotivados.

Tratar de nazi al otro es una nostalgia del pasado glorioso. Además de increíble, revela la mentalidad anacrónica de quienes aconsejaron invadir. Puso en alerta a todos los países que pertenecieron a la antigua Unión Soviética, que resienten la amenaza de lo que les puede sobrevenir. Ahora están acercándose más a China y miran con desconfianza al oso ruso.

En el Consejo de seguridad de la ONU, Rusia está sola.  China con su reticencia atávica los llama “amigos” pero no aliados. Su canciller repite que esa guerra “no le sirve a nadie”. Rusia ha perdido 55.000 soldados, sin contar heridos, en siete meses de invasión. Y alrededor de ocho generales.

Ha sido acusada de crímenes, y violadora de tratados humanos internacionales, la pena recaerá sobre sus soldados y oficiales (con nombres propios) para el resto de sus vidas, incluso si se refugian en Rusia y suponiendo que el actual régimen no cambie.

La encerrona que los ucranianos sorpresivamente dieron a los rusos en estos meses, es de antología. Está siendo estudiada en detalle, en las escuelas militares del mundo entero.

Pero en la arena política el asunto es a otro precio. Demuestra la incapacidad de liderazgo de Occidente de buscar un acuerdo serio entre las partes. Eso se lo dejaron a Erdogan en Turquía y, ahora a López Obrador en México. Ya que ninguna respuesta creativa sale de Estados Unidos, ni de Europa.

 Al fin y al cabo, ellos no ponen los muertos, ellos no arriesgan a sus soldados. Se limitan a imponer más sanciones a Rusia. Pero el asunto es que ese país no se va a mover, seguirá siendo vecino de Europa occidental indefinidamente, no han propuesto un acuerdo de convivencia perdurable. Como si la única respuesta posible fuese la militar. Seguirán dándole armas a los corajudos ucranianos, pero más allá de ese conflicto local, son incapaces de generar respuestas diplomáticas globales. De nuevo omiten el factor humano.