El renacer del Guaviare | El Nuevo Siglo
Sábado, 16 de Septiembre de 2023

Aunque Colombia, como joya de enorme riqueza natural, se distinga en el mundo por reunir cincuenta y nueve áreas en un extraordinario Sistema de Parques Nacionales Naturales, muchos de sus espacios, hasta hace poco tiempo, parecían un telón o una pintura intocable para la comunidad, nacional o extranjera, especialmente por tener una deficiente infraestructura vial o, peor aún, por motivos de una larga historia de violencia.

Sin embargo, la coyuntura ha venido cambiando y esperamos que situaciones recientes no echen para atrás la posibilidad de continuar la senda de convertirnos en un país atractivo para el ecoturismo, además con la alternativa de tener una connotación fuerte en lo social y cultural.

Para ser más explícitos, se trata de poder desarrollar un ecoturismo sustentable que se acerque no solo a los escenarios naturales, sino también a sus entornos culturales, al modus vivendi de sus habitantes. Dar a conocer nuestra belleza natural -de manera responsable- y sumar la historia que cuentan libremente todas sus gentes -no sólo de tradiciones sino también de sufrimiento y de superación- es la gran vivencia que hoy ofrece el Guaviare.

Ahora es posible apreciar sus recursos naturales bajo un espíritu de salvaguardia impregnado en sus habitantes y al mismo tiempo tener un conocimiento de campo de las condiciones y tradiciones sociales, que puede convertirse en la mejor fuente de ingresos, junto con la ganadería y agricultura, en sustitución de cultivos de coca.

Este ecoturismo social es el enfoque que tiene hoy en día el departamento del Guaviare, con el logro de cambiar un telón rojo, lamentable de derramamiento de sangre o de ilegalidad y encerramiento, para dejar ver en un ambiente de transición nuevo, el telón verde amazónico, admirable y abierto al mundo en toda su extensión.

Un lugar donde se respira el fervor por conservar cada rincón, cada cascada, los ríos y las serranías, como su diversa vegetación y fauna. Esto desde el tendero que ofrece la bolsa reciclable hasta la conciencia del silencio en el sendero para evitar la reacción de las avispas a la voz humana o para poder escuchar a las guacamayas o los micos que albergan en los árboles.

Su renacer es una demostración que la seguridad y la convivencia, con fuerte presencia del Estado y la Fuerza Pública, van de la mano del empoderamiento o la movilidad social, refiriéndose a las nuevas condiciones para producir un cambio de condición socioeconómica del campesino, como una fotografía de que es posible la sustitución de cultivos ilícitos y pasar a proyectos turísticos y productivos como emprendimientos familiares en entornos mucho más estables.

Guaviare, siendo el quinto departamento menos densamente poblado de Colombia, con cerca de 93 mil habitantes (1.73 por kilómetro cuadrado), 11 resguardos indígenas - 4% del territorio- es tanto como la puerta de la Amazonía, el 25% de la Serranía de Chiribiquete -patrimonio mixto de la humanidad-, la Reserva Forestal Protectora (RFP) de la Serranía de La Lindosa y Angosturas II con su asombroso Cerro Azul y sus majestuosas pinturas rupestres y pictogramas, estimadas en 12 mil años de antigüedad, la Puerta de Orión esa estructura rocosa, que parece ser lecho marino  de 16 millones de años de antigüedad, el agujero que en diciembre permite ver el cinturón de Orión, el río Guaviare y el Caño de la Sabana -de colores, únicos en el mundo con el de Caño Cristales de La Macarena- y  el rio Guaviare y la riqueza hídrica. El Guaviare es la capacidad para romper con un estigma marcado por el cultivo de coca y otras bonanzas anteriores.

Para San José del Guaviare, la estrategia de incluirlo como municipio Pdet y de priorizarlo como zona de intervención integral para la protección del medio ambiente y la biodiversidad está dando resultado. Renacer es no permitir volver atrás.

*atisbosmariaelisa@gmail.com

Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI