Encanto, tierra querida | El Nuevo Siglo
Lunes, 12 de Julio de 2021

Como por arte de magia, llega el lanzamiento de “Encanto”, la película de Disney inspirada en Colombia, cuando el sentimiento patrio necesita tomar ese aire de la cultura que nos une. Esto por encima de los desafíos de la pandemia y las expectativas sociales permeadas por una pugna política polarizada.

La primera impresión es la capacidad de Disney para llegar a la fibra de nuestra idiosincrasia, que debió contar con un importante tiempo de estudio, con sus excepcionales virtudes creativas para llevarla a la escena fílmica.

La sola primera fotografía ya insinúa la gama de colores y la familiaridad del colombiano como lo es la casa de teja muy propia de zona cafetera o cundiboyacense, en un paisaje andino de bosque, neblina y jardín. El rosa de las veraneras o buganvillas no falta, que siendo muy del trópico, plenamente nos identifican; así como la puerta verde con su herradura, las mariposas amarillas del realismo mágico, la palma del patio o las palmas de cera del paisaje externo, con las materas de la entrada y el sonido del tambor y demás instrumentos que invitan desde el comienzo a marcar el ritmo característico.

La banda sonora, la cumbia y el vallenato, el detalle a los pasos de baile de los personajes (que es impresionante) y las distintas canciones del compositor Lin-Manuel Miranda interpretan ese valor de la música que traspasa todas nuestras diferencias y circunstancias.

Tal como dijo Carlos Vives con referencia a su interpretación de la canción oficial: “Esta canción es una celebración de la diversidad mágica de Colombia (…) No puedo esperar a ver cómo la música se fusionará con las imágenes y los personajes inspirados en el ‘encanto’ de los colombianos”.

En la bienvenida a la Casa del Madrigal aparece el piso de adoquín en ladrillo, las columnas azules y palo de rosa, las alpargatas de color, el mesón de ladrillo artesanal con la jarra que sirve el tinto en vajilla pintada de flores, el plato de arepas y las canastas de cazuela al fondo. En la sala, el cojín de color, las fotos de familia, la lámpara de vitral y la vitrola pintada.

Pelícanos, tigre y chigüiros, acompañan a los niños, donde la ruana, los sombreros aguadeño y vueltiao, las pulseras tejidas y la mochila hacen parte del atuendo, con el acordeón y la canasta de dulces, de utensilios de madera y de barro, como protagonistas.

Los ojos negros y grandes de la mayoría de las mujeres, con su pelo negro, hacen de esta Casa un lugar “Donde todos son excepcionales”, como lo es Colombia, por lo que Mirabel, la protagonista, se anima a decir “Tenga o no un don mágico, yo también soy igual de especial que el resto de mi familia”, a lo cual los niños, con toda su inocencia, le contestan: “Tal vez tu don es vivir en megatión”.

Mejor no podía ser el momento para el reencontrar en Encanto a la Colombia querida y soltar tantos prejuicios que inundan hoy las redes y el entorno. La película es una ventana abierta al mundo de lo que realmente somos y de la magia que despertamos, como: “Colombia tierra querida himno de fe y armonía…  Su suelo es una oración y es un canto de la vida”.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

atisbosmariaelisa@gmail.com