La potencia de la vida | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Noviembre de 2023

Desde hace más de treinta años se discute sobre las causas de la violencia en Colombia. Para la izquierda y la centro-izquierda, la violencia se genera por la pobreza, la falta de educación y oportunidades y las desigualdades económicas. Es la tesis también de la Cepal y del BID el que, en un estudio de 2016, sostuvo que los factores generadores de violencia en América Latina eran “las penurias económicas, desintegración familiar, inestabilidad residencial y consumo de alcohol”. Pero estos dos organismos se refieren a América Latina en general y no a Colombia en particular. La tesis del centro derecha es que la violencia en Colombia ha tenido mayormente causas políticas.

Las guerras civiles del siglo XIX fueron políticas y acabaron por la Constitución de 1886. Unos años después vino la Guerra de los Mil Días que terminó en 1902 con el tratado del Wisconsin. De allí en adelante hubo un periodo de pax romana hasta 1936, cuando surgieron guerrillas y contraguerrillas políticas que dominaron el panorama denominado “la violencia”, a la cual se quiso poner fin con el Frente Nacional. Persistieron, no obstante, guerrillas comunistas que se convirtieron en las Farc, surgió el Eln del mismo origen y otros grupos y más tarde el M-19. En marzo de 1990 el gobierno de Barco firmó un pacto de paz con el M-19. La página quiso doblarse con la Constitución de 1991, pero no resolvió el problema de las Farc, Eln y otros. Ahora se acaban de conmemorar siete años del Acuerdo de Santos y las Farc, pero miles de combatientes volvieron a las guerrillas como "disidencias”. El Eln nunca ha dejado de estar activo y se han formado nuevos grupos como el Clan del Golfo. Y añádale el Tren de Aragua y grupos de delincuencia organizada. Lo que pasa es que ahora el combustible es la cocaína y la minería ilegal y no la política. Ninguno combate porque haya pobres.

De un reporte de 2021 de Cepal saco cifras interesantes: En 2018, la tasa promedio de homicidios intencionales en el mundo fue de 5,8 por cada 100.000 habitantes (todas las cifras se computan sobre 100.000 habitantes), discriminada así: Asia, 2,3; Oceanía, 2,9; Europa, 2,1; África, 13; y, en el nivel más alto, el continente americano, con 16.  A esta región, con solo el 8% de la población mundial, le correspondió en 2018 el 50% de los homicidios registrados a nivel mundial. El peso de Estados Unidos y Canadá es relativamente bajo y en el de América Latina y el Caribe pesan mucho Brasil, México y Colombia, en ese orden, aunque entre 2000 y 2018 nosotros bajamos de contribuir con el 25% al 10%. Según Statista, en 2022 la tasa de homicidios de Colombia fue de 26.1, exactamente igual a la de 2014, aunque en el intermedio hay ligeras alzas y bajas.

Según CNN, dentro de los 10 países que encabezaban la lista de homicidios en el mundo en 2022 aparecen nueve latinoamericanos y caribeños con Colombia en noveno lugar. Anoto que El Salvador aparece en tercer lugar con 37.16 pero se estima que, desde que está Nayib Bukele, la tasa se ha reducido 10 veces.

Informa Indepaz que en sólo dos días de la semana pasada ocurrieron en Colombia cinco masacres, que dejaron 18 víctimas. Hay una inseguridad urbana gigantesca. Es claro que la política gubernamental de inactivar las Fuerzas Militares, el incremento de los cultivos de coca y tráfico de estupefacientes y la impunidad que genera una justicia ineficaz, no son propiamente el mecanismo para convertirnos en potencia de vida.