Mixtura | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Abril de 2018

El interés se concentró, en esta columna, en temas como Juicio Universal y El Diablo de Giovanni Papini y se postergó el examen de otros asuntos como los internacionales. Son motivo de gran inquietud (a) el llamado de la justicia ecuatoriana a la presentación de destacados ex militares y políticos colombianos, con la excepción del actual presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, y su antecesor Álvaro Uribe Vélez, con motivo de la operación que condujo a la muerte del líder revolucionario Raúl Reyes, vinculado a las Farc, y quien operaba desde el Ecuador. ¿Habrá solicitud de captura a través de Interpol? Ciertamente el deceso de Raúl Reyes luce como una operación bélica colombiana en territorio extranjero y es obvio preguntarse hasta qué punto se contó con la debida autorización y ajuste a las normas legales prevalecientes. Urge la explicación y justificación correspondientes y cabe señalar que no se ha procedido, en forma similar, con Venezuela, en donde se refugian los líderes del ELN. ¿Qué dice el expresidente Uribe Vélez?

Países europeos que han financiado el posconflicto, como Noruega, se muestran  inquisitivos sobre el uso de los recursos aportados y ojalá no se esté frente a un caso de corrupción, fenómeno usual en Colombia, en todas las épocas y no solo ahora como parecen creer Alejandro Ordoñez y Uribe Vélez. Luce contenido un eventual roce con USA debido al aumento vertiginoso en el área de cultivadores de drogas ilícitas y parece que el vicepresidente ha jugado un papel notable; en todo caso, es preciso tener el máximo cuidado dado el imprevisible temperamento de Donald Trump, presidente de USA.

Es  básico para Colombia el dictamen  de las calificadoras de riesgo y luce aceptable la variación en la inflación, pero no así en el desempleo. Sorprende la divergencia acentuada de las visiones sobre el país y el presidente Santos al comparar fuentes internacionales y domésticas: positiva la primera fuente y negativa la segunda; Santos debe resignarse al juicio de la historia, o sea, la posteridad. El caso Santrich no sorprende al recordar lo que piensa Enrique Serrano sobre la personalidad colombiana en ¿Por Qué Fracasa Colombia? pero es evidente que pierde fuerza el argumento uribista y del Centro Democrático sobre la impunidad derivada de La Habana.