Panacea de vacunas e impuestos | El Nuevo Siglo
Lunes, 12 de Abril de 2021

En asocio con la pandemia, la vacuna, desde el punto de vista de la salud física y los impuestos, que son otra especie de inoculación, dan una sensación de libertad y conquista, ilusoriamente en la idea de que con ellos todo se ha superado, alejándose de la premisa de que toda acción tiene su proceso y trae sus consecuencias.

El inicio de vacunación no es la solución inmediata, las dosis requieren de la extensión de los cuidados hasta por mes y medio, para darse por completamente vacunado, y obliga a mantener a posteriori la consideración hacia los demás. De lo contrario, se puede caer en desidia. Igual pasa en el campo económico.

Se sabía que el mayor gasto y por ende el más alto nivel de deuda, como proporción del Producto Interno Bruto, necesariamente generarían presión fiscal. Como en las vacunas, algo similar se da en el manejo de la economía: los impuestos ayudan indiscutiblemente pero no son la panacea.

Más allá de la reforma tributaria no debería dejarse pasar esta hora para corregir el sendero de Colombia de una baja eficacia en la relación: mayores impuestos, mejores obras; especialmente cuando se observan una lenta y real mejoría en los indicadores de desarrollo social.

Es conocido de tiempo atrás que Colombia no figura bien en la medida más comúnmente asociada a la desigualdad o equidad en la distribución del ingreso, como es en el coeficiente de Gini. Para entender, este indica que si en extremo el resultado es igual a uno significa que solo una persona tiene todos los ingresos y las demás ninguno. Luego, acercarse a uno es negativo. Para el 2019, antes de la pandemia, el país registraba un índice del 0,513, más cerca de ese uno que El Salvador, Perú, Bolivia, Argentina y Ecuador.

Aunque este análisis es muy reduccionista frente al verdadero alcance y distintas medidas posibles de una economía social de mercado o de un capitalismo social que combine la posibilidad de un libre desarrollo de la empresa con un aspecto redistributivo hacia quien necesita de un empujón, sí permite ver en Colombia, desde antes de la pandemia, que el índice no necesariamente baja después de impuestos y subsidios. Y esto es lo inquietante pues se atribuye a la pregunta de hacia dónde van los impuestos.

De pasar la reforma tributaria, en medio de la recesión, de la mano debería venir una reingeniería de procesos en la distribución de los subsidios, en un análisis de cuáles sectores los reciben y cuáles los necesitan, cuáles no están registrados como vulnerables ocultos y poder dar respuesta a ser más efectivos en el uso de los de los impuestos y en la misma transición de los subsidios.

De igual manera, vendría bien ver el mismo esfuerzo del gobierno hacia la austeridad y el control del gasto a través de una necesaria reingeniería organizacional -conocida, palpable y cierta- en compensación al incremento de impuestos, hoy tan difícil de aceptar.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

atisbosmariaelisa@gmail.com