‘Petite histoire’ de Santafé de Bogotá (II) | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Agosto de 2023

Los ríos (así llamados) Fucha y Arzobispo señalaron desde el principio los límites sur y norte de la ciudad, pero había muchas quebradas que bajaban de los cerros orientales. A la larga todas desembocaban en el Bogotá, que nunca se consideró parte de la ciudad. Al oeste la ciudad llegaba a San Victorino, en el camino a Honda. La ciudad, que terminaba en San Diego, se conectaba con un poblado cercano, Chapinero, por el camino hacia Tunja, por el que Bolívar entró a la ciudad en 1819.

Desde su fundación la plaza principal, hoy Plaza de Bolívar, donde se fundó la ciudad fue su centro. La adornaba una estatua del llamado ‘mono de la pila’, que fue enviada a descansar al Museo Colonial y reemplazada por el Bolívar de Tenerani. Hay una réplica en la plazuela de San Diego.

La plaza mayor tenía unas construcciones coloniales comerciales que fueron demolidas luego del terremoto de 1827, lo que dio lugar a las Galerías Arrubla y luego (1908) al Palacio Liévano, sede de la alcaldía. En el oriental se levantaron tres templos sucesivos que llevaron el nombre de catedral. La actual se inauguró en 1823. Aledaña a ella queda la Casa Consistorial levantada en 1689 y a continuación la Capilla del Sagrario de 1770. Donde hoy está el Palacio Arzobispal construido después de 1948, quedaba el edificio de la Aduana.  En la esquina nororiental se levantó a finales del s. XVI lo que se conoce como la Casa del Florero o Museo del 20 de Julio, donde se dio comienzo a la Independencia. En el lado suroriental queda el Colegio de San Bartolomé, construido a continuación de la Iglesia de San Ignacio. En el costado sur quedaban la Casa de la Real Audiencia, el Tribunal de Cuentas y el Palacio Virreinal. Hoy está el Capitolio que empezó a utilizarse en 1874 aunque no estaba terminado.

A finales del s. XVI la ciudad se extendía al sur hacia San Cristóbal, al oeste por San Victorino y La Huerta de Jaime (Los Mártires) y al norte hasta Las Nieves, pero su eje central eran los barrios de Santafé y La Candelaria que, afortunadamente, se conservan razonablemente bien, aunque las construcciones no sean todas originales de esa época. Su actividad se desarrollaba alrededor de las plazas Central y de las Hierbas. La expansión de la ciudad se amplió cuando en 1884 se inauguró el tranvía de mulas.

En 1900 la ciudad llegaba hasta el Panóptico, hoy Museo Nacional, y tenía unos 100.000 habitantes. En 1910 se inauguró el tranvía eléctrico, que llegó a tener líneas hasta San Cristóbal, los Barrios Unidos y la Avenida de Chile y desapareció el 1951 por decisión del alcalde Mazuera Villegas.  El tranvía facilitó la expansión de la ciudad en todas las direcciones. Después de muchos avatares, hoy funciona el Transmilenio, el metro está en construcción y se planea el Regiotram. Ojalá la alcaldesa reflexionara y pensara en un tranvía por la carrera séptima en vez de un Transmilenio.

Cuando el “bogotazo”, la ciudad tenía alrededor de 600.000 habitantes, la mayoría inmigrantes. En 1974 tenía 3 millones de los que el 51% eran nacidos por fuera. Hoy la ciudad tiene unos 8 millones, pero solo una cuarta parte son cachacos. Los demás son inmigrantes o bogotanos de primera generación.

 Desde que se eligen alcaldes en Bogotá, los peores han sido Mockus, Moreno y Petro. En las próximas elecciones hay que elegir a alguien que quiera la ciudad.

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