Plebiscitos democráticos | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Enero de 2019

Bien parece que existiera alguna comunicación entre personas y entidades que manejan asuntos que tienen que ver con las cosas públicas. A principios del siglo diez y nueve se desarrolló en los antiguos territorios que eran colonias españolas, un ánimo incontenible de independencia. Las comunicaciones en esa época, lejos de parecerse a las de ahora, se desarrollaban a la velocidad del hombre y a la de los animales que le servían para desplazarse de un sitio a otro. Los acontecimientos se conocían con demoras y en cierta manera unos servían de ejemplo a otros o al menos se enteraban qué estaba ocurriendo en una parte  y así, el ánimo independentista se regó y de norte al sur estas colonias se convirtieron en países con propia autonomía con todas las vicisitudes del ejercicio de la vida en común por cuenta propia. 

En Europa, el temperamento inglés aprobó el año pasado por exigua mayoría, el retiro de la Comunidad Europea. La  mayoría de los países continentales de Europa adquirieron compromisos como el reemplazo de sus propias monedas por el “euro”.  Los ingleses no cambiaron su libra esterlina;  algunos países, dicen que los del Mediterráneo, se han colgado a otros más boyantes. La libre movilización como de trabajo ha sido uno de los logros importantes.

Los europeos se refieren a Inglaterra como “The Island” así como los ingleses cuando viajan a Europa la llaman “The Continent.” La Comunidad Europea ha sido un experimento importante que tiene que ver con lo mencionado por el profesor Huntington; sale avante con su teoría de que las grandes confrontaciones ya no son entre países sino entre civilizaciones una de las cuales es el mundo occidental llamado judeo cristiano. Salirse de un club tiene sus requisitos que  Gran Bretaña no ha podido satisfacer  por  lo cual ha puesto en calzas prietas al gobierno presidido por la canciller May. 

Nosotros no fuimos ajenos a medir la acción de la democracia; el año pasado se dispuso que el acuerdo de paz debería ser objeto de la opinión de los colombianos.   Innecesariamente nos embarcamos en un plebiscito entre el Sí y el No. Este último, ganó con una exigua diferencia. La voluntad popular nos metió en la grande; nos ha llevado a consagrar, confirmar y reconocer a Álvaro Uribe Vélez como la cabeza triunfante en ese caso y también en el de la escogencia y elección del actual Presidente de la República.

Todos queremos la paz; Santos dejó hitos que no se pueden soslayar a pesar de que el plebiscito fue equivocación. A pesar de todo sigue andando, ¡a pesar  del Eln que no tiene perdón de Dios, dizque lo que hicieron fue una intervención de guerra autorizada!

Los plebiscitos en los dos países han producido efectos políticos. Los dos gobiernos han tenido dificultades. No tienen que ver el uno con el otro, pero su aprobación ha generado dificultades en los dos. Los plebiscitos en ambas partes que los lleva a pensar que mejor no haberlos propuesto.