Reformitis aguda (III) | El Nuevo Siglo
Lunes, 6 de Febrero de 2023

Hemos leído sobre las manifestaciones violentas en Francia contra un proyecto gubernamental para subir el número de cotizaciones y la edad de jubilación a 64 años para obtener pensión. No es la primera vez: en 2010 Sarkozy enfrentó el mismo problema cuando subió la edad de 60 a 62. El gobierno argumenta que 62 años es la edad más baja en la Unión Europea y que el promedio de vida de la población ha aumentado.

La esperanza de vida en Francia es hoy de 82.5 años. En Colombia es de 77.5 años (Dane) (41 años en 1950). Hay que tener en cuenta que las mujeres viven en promedio cinco o seis años más que los hombres

En el sistema de pensiones tradicional a nivel mundial se calculaba que los jóvenes que entraban a cotizar eran suficientes para pagar la pensión de los viejos. Esa regla ya no es cierta: en Colombia hoy hay 7.3 millones de mayores de 60 años, pero en 2050 serán 17 y 3.6 millones mayores de 80. La tasa de crecimiento de la población en 1950 era de 2.84% anual y hoy es de 0.98. En 1994, cuando se aprobó la ley 100 que cambió el sistema en Colombia, la tasa era de 1.9%. Eso significa que cada día hay menos jóvenes para pagar la pensión de los viejos y que, para cubrir el déficit, hay que subir la edad de jubilación. Pero Petro, en su infinito egoísmo y falta de sindéresis, ya anunció que no hará tal cosa.

Comencemos por señalar que en Colombia la edad de jubilación es de 57 años para mujeres y 62 para hombres. Eso no se puede cambiar para los que tienen derechos adquiridos, digamos los que han cotizado el 30% (la cifra es arbitraria) de las 1.300 semanas que se necesitan hoy. Les faltan 17.5 años para pensionarse, supuesto que tengan la edad requerida. Pero, con esas excepciones, la edad de jubilación debe subirse a 64 años y a 66 desde el 2027/30 y así sucesivamente.

Hoy por hoy el 15% del presupuesto (dos reformas tributarias) se va en subsidiar las pensiones. El régimen de prima media (RPM) que es el de Colpensiones y los independientes (magisterio, Fopep y Defensa) está recargado de subsidios que benefician las pensiones altas. Un congresista que gana 35 millones al mes por todo concepto (por algunos de los cuales no pagan impuestos) tiene una base pensional del 75% del último ingreso mientras a la gente común el cálculo pensional se realiza sobre el promedio de los salarios sobre los que el afiliado cotizó durante los diez años anteriores o toda su vida laboral (lo más favorable) al reconocimiento de la pensión. Además, según el Informe Nacional de Competitividad 2020-2021 un pensionado con un salario mínimo mensual legal vigente (SMMLV) recibe un subsidio anual de $6,6 millones, mientras que un pensionado con más de 10 SMMLV obtiene un subsidio anual de $58,6 millones. Si bien el subsidio del primero llega al 70% y el del segundo al 40%, hay una erogación injustificada que merma los recursos del RPM.

La idea de que las personas que devenguen hasta cuatro salarios mínimos tendrán que hacer sus aportes de manera obligatoria al régimen administrado por Colpensiones, para que éste puede subsidiar a los adultos mayores que no tengan pensión, implica realmente un impuesto para los contribuyentes pues los afiliados a las Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantías (AFP) reciben rentas porque éstas invierten los recursos y Colpensiones no tiene ni invierte un peso.

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Coda: ¡Ave Cæsar Petrus Imperator!