¿Hay suficientes vacunas anticovid? | El Nuevo Siglo
Lunes, 15 de Enero de 2024

* Alerta sanitaria en muchas regiones

* Graves señalamientos al Minsalud  

 

Si bien es cierto que Colombia es un país muy polarizado y que las controversias políticas, económicas, sociales e institucionales están a la orden del día, el hecho de que hoy no se tenga claridad sobre la disponibilidad de vacunas contra el covid-19, más aún cuando en el país se declaró la alerta por la detección ya de la variante JN.1, que es la dominante en todo el mundo y suma millones de contagios en Europa y Estados Unidos, resulta de extrema gravedad.

Es un asunto es muy complejo en el que se combinan dos escenarios. El primero se refiere a aspectos técnicos y sanitarios muy puntuales. Expertos, exministros y congresistas señalan al Gobierno de dos yerros muy peligrosos. De un lado, no haber incentivado en 2023 de forma eficiente la vacunación de la mayoría de los colombianos, especialmente en las franjas poblacionales de adultos mayores y personas con comorbilidades, cuyo nivel de riesgo en caso de enfermarse es mayor.

Las estadísticas señalan que si bien es cierto que la vacuna contra el covid-19 fue incluida de forma permanente en el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), el porcentaje de personas que recibieron las dosis de refuerzo en 2023 disminuyó de forma sustancial, pese a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud en torno a no bajar la guardia en el combate al coronavirus, más aún por las nuevas cepas de la variante ómicron. Esta falencia habría llevado, según las acusaciones al Ministerio de Salud, a que una cantidad importante de biológicos bivalentes (primera generación de vacunas) se haya vencido a finales del año pasado por física falta de demanda.

En segundo lugar, se sindica al Gobierno de no haber negociado a tiempo los nuevos lotes de vacunas monovalentes (las más actualizadas y eficaces contra las últimas cepas y mutaciones del covid-19), razón por la cual en estos momentos las secretarías de salud de muchos departamentos y municipios alertan que no tienen vacunas suficientes para administrar en pleno pico estacional de enfermedades respiratorias en todo el país y cuando ya se declaró oficialmente que circula la variante JN.1, que tiene niveles de contagio muy altos aunque, afortunadamente, sus índices de enfermedad grave y mortalidad son bajos.

Aunque el Ministerio había indicado meses atrás que existían suficientes reservas de vacunas y que, incluso, compró un lote de más de 750 mil dosis bivalentes, que llegaron entre septiembre y octubre, expertos señalan que se trata de una cantidad insuficiente frente al número de adultos mayores, niños, personal de salud y personas con comorbilidades que requieren la inmunización prioritaria. El problema se agrava porque adquirirlas ahora, sobre todo los biológicos monovalentes, es no solo tardío frente a la presencia de la JN.1, sino porque el proceso de negociación, compra, importación, filtros sanitarios y distribución podría tardar alrededor de tres meses o más.

El otro escenario en toda esta polémica es el político. Resulta innegable lo desafortunadas que fueron las declaraciones meses atrás del titular de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, en torno a que los colombianos habían hecho parte, en plena pandemia, de un “experimento” mundial para probar, cual conejillos de indias, la eficacia de las primeras vacunas contra el coronavirus. De hecho, algunos críticos señalan que ese mensaje, viniendo del encargado de la política sanitaria y, además, médico de profesión, pudo haber contribuido indirectamente a que muchas personas restaran interés a completar su esquema de inmunización contra el covid-19 (menos de 50 mil por mes en último semestre).

Aunque el alto funcionario, que incluso llegó a ser catalogado errónea e injustamente como ‘antivacunas’, trató de aclarar el entuerto, la corrección tuvo poco eco en la opinión pública. Más aún porque después generó otra controversia cuando afirmó que durante la parte más grave de la crisis sanitaria se triplicó innecesariamente la cantidad de camas en las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI), señalando que ello se debió a un “negocio” y no a necesidades reales para atender pacientes covid. De inmediato, exministros y gremios médicos le replicaron, catalogando sus acusaciones no solo de falsas y temerarias, sino de estar claramente politizadas e imbuidas dentro del desgastante debate alrededor del cuestionado proyecto gubernamental de reforma a la salud que cursa en el Congreso.

Como se ve, hay un debate técnico y uno político, y en ambos flancos no hay claridad alguna. Lo que sí es cierto, al tenor de lo advertido en los últimos días por secretarías de salud, actores del sistema de atención médica, expertos y congresistas, es que no hay suficientes vacunas en estos momentos para suplir la demanda del biológico en pleno pico de enfermedades respiratorias y de la circulación de la variante JN.1. Ese es un hecho de extrema gravedad porque lo que está en juego es la salud y vida de millones de colombianos.