La basura en Bogotá | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Sábado, 24 de Febrero de 2018
Alvaro Sánchez

Se vuelve a presentar un problema de importante magnitud con el manejo de las basuras en la ciudad capital, no es algo novedoso y los bogotanos estamos comenzando a acostumbrarnos a tener que lidiar con este asunto que genera innumerables problemas a la salud de todos los bogotanos; sin embargo, como siempre el debate se convierte en un asunto de carácter político y la ciudad sigue estando en grave riesgo sin que pareciera que a ninguna autoridad le preocupara el fondo del asunto.

El exalcalde Gustavo Petro intentó un cambio en el esquema de manejo de los residuos en la capital y apostó a éste su prestigio político. Sin adentrarme en los intríngulis políticos que rodearon el tema, si puedo afirmar que el final fue una emergencia ambiental que acabó por afectar a un gran número de ciudadanos; consecuencia de esto fue la sanción impuesta por la Procuraduría General de la Nación y las sanciones impuestas por la Contraloría distrital y por la Superintendencia de Servicios Públicos, decisiones que aún hoy son motivo de discusión.

El modelo Petro, denominado “basura cero” se salió de los parámetros determinados en la ley y, según las sentencias y sanciones conocidas violó varias disposiciones al respecto; en el afán de imponer un modelo sin los análisis y estudios suficientes se recurrió a transportar las basuras en volquetas abiertas lo cual aumentó los problemas de contaminación en la ciudad.

Ahora le tocó el turno al alcalde Enrique Peñalosa, las calles rebozando de residuos y las protestas populares por el tema han generado problemas de orden público en la capital, en realidad es como si estuviéramos viajando al pasado en esta materia; Peñalosa ha sostenido que el problema actual es producido por los coletazos del antiguo modelo y aunque  esto podría ser cierto no soluciona el problema de los habitantes de la capital.

Por ahora los dos personajes se dedican a culparse mutuamente y a arengar a sus partidarios, entre tanto la ciudad sigue pagando las consecuencias de las imprevisiones cometidas por las dos administraciones; por ejemplo, a la fecha quedaron por fuera de los contratos las recolecciones de escombros y llantas, entre otros.

El problema no termina ahí, la arteria fluvial de Bogotá, o sea el rio Bogotá recibe diariamente más de 150 toneladas de residuos peligrosos entre los que se encuentran plomo, cromo, hierro y detergentes. Se calcula que en total nuestro río recibe más de 800 toneladas/día de residuos sólidos. No es seguro que las plantas de tratamiento puedan llegar a suplir la necesidad ambiental que estas cifras significan.

Al final de cuentas, deja de importar el hecho anecdótico y de importancia para los entes de control de ¿De quién es la culpa del problema? Y comienza a ser realmente importante el asunto de ¿Cuáles son las soluciones que se pueden plantear para la capital? Y esas soluciones pudieran llegar si y solo si se deponen los problemas personales y políticos y se adopta la norma y lo mejor de cada modelo.

Por hacer hay varias cosas y se enfocan desde cuatro aspectos: educación, infraestructura, control y planeación. Veamos algunos aspectos:

  1. Educación: la formación de nuestra niñez en la cultura del manejo de residuos podrá garantizar que los fenómenos no se repitan.
  2. Infraestructura: es evidente que la capacidad del relleno actual está desbordada y además obliga a recorridos muy largos en algunos casos.
  3. Control: la falta de un adecuado control hace que las fallas se repitan y no existan consecuencias por ellas.
  4. Planeación: si queremos una Bogotá limpia se requiere un modelo estructurado y planeado con características modernas.

Quiera Dios que nuestros gobernantes se dediquen a la solución de estos graves problemas de la capital y dejen de lado las rencillas que, lejos de solucionar el problema, acaban empeorando la situación de los bogotanos.

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@alvaro080255