Pixel Mountain, reflexión sobre la vida en 3D | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Teatro Nacional
Viernes, 16 de Marzo de 2018

UN VIAJE al pasado del hombre para entender su presente y visualizar su futuro. Aunque podría ser una frase de cajón o un sencillo enunciado, en Pixel Mountain es toda una historia pletórica de danza, tecnologías de audio e imágenes en 3D para que el espectador viva toda una experiencia teatral inmersiva.

Este es un proyecto australiano-coreano, que tiene la dirección de David Clarkson y  donde seis artistas en escena logran con baile, acrobacia aérea y mapping contar la evolución de la humanidad. Para ello, hacen inicialmente una regresión a los orígenes, cuando el hombre convivía en plena armonía en la naturaleza y hasta aislado de sus semejantes para luego, acompasados con la música y el juego de luces dar paso a la sociedad actual,  que ha cambiado con la irrupción de la tecnología  llevándola a estar cada vez más conectada pero al mismo tiempo más aislada y, finalmente, lo que podría ser el futuro, pleno de interactividad digital y más ensimismada que nunca.

Esta fusión del teatro físico con el inmersivo se logra con la expresión corporal de los artistas y la tecnología digital que se emplea. Entre la danza, la acrobacia y las luces se desenvuelve la historia que invita a reflexionar y deja flotando en el ambiente dos preguntas: ¿a dónde estamos yendo como cultura y sociedad? y ¿hacia dónde va el mundo?.. Y el panorama es muy alentador.

El innovador proyecto es fruto de la colaboración de las compañías Stalker Theatre Company (Australia) y Unlock Dancing Plaza (Corea del Sur) se podrá apreciar, solo por tres días, desde hoy y hasta el lunes en el Teatro León de Greiff, en el marco del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, que tiene oficialmente su apertura con el desfile por las calles capitalinas hoy desde mediodía.

Clarkson, director de Stalker Theatre Company comenta que “la inspiración de esta obra vino de los interpretes surcoreanos y de verlos socializar en su país. Corea era un país muy pobre y ahora es uno de los más ricos del mundo, una nación que se fue en una generación. La gente es muy sociable, pero a la misma vez hay una fractura muy grande a nivel general. Para las mujeres es muy difícil obtener un pago equitativo y hay una tasa elevada de suicidios.”

Fue por ello, agregó, que la compañía quiso hacer este montaje para reflejar hacia dónde se va como sociedad. Si existe un camino es decir,  una forma colectiva de vivir como individuos.

Aprovechando los desarrollos tecnológicos y los sistemas interactivos que se están convirtiendo en claves en el medio artístico contemporáneo, el director visualizó e hizo de Pixel Mountain un show tan exigente como excelente. De esta forma, los sistemas de mapeo con  proyección infrarroja hacen posible una integración sofisticada de luz y personas que, combinadas con la danza y la acrobacia aérea capturan hasta el más mínimo movimiento, lo que permite que los bailarines “hablen” con sus cuerpos y puedan narrar la historia.

El objetivo final de esta obra es mostrar qué ocurre con la libertad y albedrío humano si estos están sujetos al desarrollo tecnológico, un progreso que transcurre a pasos agigantados. De esta forma, Clarkson quiere con Pixel Mountain contrastar las diferentes épocas que ha vivido el hombre, desde su cuando lo hizo con la naturaleza, luego con los procesos industriales y ahora con la tecnología para evidenciar como todas tienen una intrínseca relación y pueden maximizarse en un futuro no muy lejano.

“Hay un potencial para los conocimientos científicos como paneles solares, herramientas creativas entre otras, las cuales pueden ser muy benéficas para la sociedad. Pero si este conjunto de técnicas es usado de una manera incorrecta pueden causar mucho daño y es la forma como la humanidad usa estas ideas y las desarrolla lo que determina su impacto en el medio ambiente”, manifiesta Clarkson.

Finalmente el director de la compañía destaca las sinergias y retroalimentación que ha tenido en su experiencia personal realizar proyectos con otras naciones y dice que aunque las culturas son muy diferentes, el arte es un lenguaje universal que invita a la reflexión y el entendimiento. Y rememora que ya hizo cuatro producciones con compañías colombianas de las cuales aprendió mucho sobre las costumbres autóctonas.

Pixel Mountain tuvo su debut el Festival de Gwacheon y Hi Seoul Festivals en Corea del Sur,  en el 2013 y desde entonces ha tenido un recorrido por varios países, entre ellos México y Australia. Ahora llega a Colombia para que el público pueda disfrutar de un gran despliegue visual de baile, acrobacia, mapping que busca que se pregunte sobre su relación con el espacio que lo rodea, la tecnología y su propia esencia. Es, sin duda,  una mirada a la cotidianidad para visualizar el futuro.