Pese a todo | El Nuevo Siglo
Jueves, 7 de Junio de 2018

EN medio del desprestigio de políticos rapaces y partidos hundidos, millones de colombianos insisten en seguir, creer y apostar por un candidato.

Multitudes van tras su candidato presidencial pese a tanta barbarie corrupta y clientelista de dirigentes y colectivades al filo de su extinción.

Pese al descontento por falta de verdad y compromiso de clase política, hogares continúan dando crédito a los dos candidatos que este 17 de junio disputarán en las urnas la Presidencia de la República.

Increíble la fe del carbonero. Iván Duque y Gustavo Petro tienen suficiente simpatía entre sus seguidores a pesar de la mala fama de la política y los partidos.

Ambos contendores disponen de semejante fortín electoral en medio de incertidumbre y desconfianza nacional.

Un mérito demócrata que traspasa fronteras desacreditas de movimientos partidistas.

Un caudal de votos que supera los límites de la tolerancia racional.

El pesimismo por daño social causado durante décadas por políticos y gobernantes, partidos excluyentes y ajenos a solidaridad económica, no es suficiente para perder la cabeza.

Las fuerzas electorales de Duque y Petro confirman que familias colombianas aún tienen expectativas de un porvenir promisorio.

Aún hay personas suficientes con esperanza para cambiar el rumbo nacional.

Ni el voto en blanco ni la abstención pueden con firme decisión de sufragar por un nuevo mejor inicio.

El futuro es más que el duro pasado.

El mañana cuenta más que la horrible historia.

El quid del asunto, el Acuerdo sobre lo Fundamental, en memoria del recordado estadista, Álvaro Gomez Hurtado, es dar un nuevo voto de confianza por dos figuras que atraen y seducen, aunque no cicatricen heridas.

Alud de votantes en primera vuelta fue señal inequívoca de que si bien la sociedad anda harta de tanto rufián en la política y amañados depredadores en el Estado, todavía hay una luz, aunque intermitente, al final del túnel.

Euforia electoral por segunda vuelta dará a candidato ganador la oportunidad histórica de honrar su compromiso con una sociedad paciente, excluida y burlada.

Somos masoquistas o creyentes por naturaleza.

Pese a todo el olor nauseabundo en décadas de corrupción donde está involucrada clase política, hay un nuevo voto de confianza por dos herederos de lo que somos: Petro y Duque.

Contra viento y marea, contra todo pronóstico pesimista, dos candidatos se medirán el domingo 17 en las urnas avivados por voces de aliento que anhelan borrón y cuenta nueva.

Un nuevo chance anticorrupción, otra oportunidad por Gobierno de consensos y enfoque social.

El exalcalde y el exsenador deberían poner manos tendidas a una sociedad que pese a todo, pese a tanto horror y deuda social; asume que la vía es democracia, no represión, ni radicalismo ni abstención.

Gane Duque o Petro sea el Presidente, no habrá un después para traicionar la buena fe.

Tiempo de gobernar de cara a la gente, de invertir en los pobres, en salud y educación, empleo y libre empresa, vivienda, agua potable y seguridad.

Pese a todo, votar es la opción.