Si no actuamos volveremos a ser parias | El Nuevo Siglo
Miércoles, 27 de Junio de 2018

En varios de mis artículos he venido insistiendo en la gravedad internacional que tiene para Colombia y los colombianos que en estos últimos ocho años los cultivos ilícitos se hayan aumentado de 40.000.000 hectáreas a cerca de 240.000.000 en diferentes sitios del territorio nacional.
Prometió el gobierno cuando la cifra estaba en 160.000.000 hectáreas de cultivos ilícitos que entraría a realizar una acción especial para reducir esa cifra y resulta que un año después se ha aumentado en cerca de 80.000.000 más.
Aquí las cifras hablan por sí solas y es evidente que estamos ante un gran problema que exige políticas y estrategias que además de adecuadas sean rápidas. Todo lo anterior indica que el actual gobierno no ha podido cumplir su propósito, lo que puede llevar a que el gobierno americano nos descertifique en la lucha antidrogas, con las consecuencias que esta decisión tendría contra nuestra imagen e incluso, sobre las ayudas económicas que recibimos del exterior para la lucha contra el narcotráfico y esto sin contar con las contribuciones económicas para inversión social y sustitución de cultivos ilícitos.
Resulta difícil encontrar una explicación razonable a esta situación. El nuevo Presidente se encuentra de entrada con este panorama. Por otra parte el consumo interno ha subido lo que lleva a la necesidad de no solo actuar en el tema de cultivos ilícitos sino también en medidas que controlen y eduquen para frenar y en la medida lograr disminuir ese aumento que las cifras reflejan de consumo.
Hablando precisamente de este tema, la comunidad internacional debe entender que el problema no es solo los cultivos y exigirle a los países productores que acaben con éstos, sino que lo más importante es que los países consumidores también se comprometan en alertar y combatir el consumo de drogas ilícitas, pues mientras éste siga siendo tan significativo, la norma básica de equilibrio del mercado hará que la oferta de las drogas solo continúe creciendo, y la producción sobre todo en los países en vía de desarrollo aumente, en Colombia o en cualquier otro lugar del mundo.
En nuestro caso, Colombia ha sufrido incontables muertes directa e indirectamente vinculadas a esta lucha. Han caído asesinados dirigentes políticos, jueces, policías y gente del común. Incluso el narcotráfico ha alimentado el conflicto interno buscando entretener al Estado en esa lucha, mientras ellos encuentran caminos de transporte y comercialización.
El narcotráfico ha sido la actividad que ha destruido nuestros valores y principios, y no ha permitido que el dinero que debería haberse invertido en desarrollo social en las distintas regiones del país, se haya gastado en la lucha contra el narcotráfico. Si sumáramos todo lo gastado en ese ámbito o dejado de invertir para nuestro desarrollo encontraríamos que Colombia hoy podría tener mejores índices de crecimiento y de construcción de equidad. Tendría menos pobres, mayor inversión, tanto nacional como extranjera, y más desarrollo.