Sostiene Pereira: tensiones de una consciencia fragmentada | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 24 de Junio de 2018
Andrés Rivera

¿CUÁNTAS veces en la vida nuestra consciencia se ha tenido que debatir entre en el miedo y la responsabilidad? ¿Entre el dolor propio y el sufrimiento de los que nos rodean? Sostiene Pereira, una novela del escritor Italiano Antonio Tabucchi (1943-2012), trata este dilema dentro de un contexto histórico social y político muy específico: el auge y crecimiento de los regímenes totalitarios fascistas en la Europa de los años 30. En particular, en la ciudad de Lisboa en Portugal.

 

El régimen autoritario Salazarista, consolidado por medio de un plebiscito y una sustancial modificación constitucional en el año 1933, cambia el sistema de gobierno centralizando poderes en el Primer Ministro, Antonio Oliveira Salazar, entrando en vigor el Estado Novo en Portugal. Conocer el contexto político de la novela se hace fundamental para comprender lo que ocurre a los personajes durante la trama, ya que es este contexto el que pone frente a los personajes una realidad que les exige respuesta al igual que asumir la consecuencia que dicha respuesta pueda traer.

 

De manera breve, el Estado Novo en Portugal se reconoce como la dictadura más duradera del Siglo XX con 48 años de poder ininterrumpido. Entre las características de este gobierno se encuentran el autoritarismo, la prioridad de las corporaciones, una mentalidad conservadora y tradicionalista con altos niveles de nacionalismo. Era también un estado antiliberal y antiparlamentario, marcadamente anticomunista y con la influencia central de António Oliveira Salazar, cuya perspectiva de gobierno giraba en torno al catolicismo y tradicionalismo  conservador. Finalmente, el régimen promovía las agrupaciones juveniles con características paramilitares que se estructuraban alrededor del culto al líder nacional al igual que en la ideología católica.  Otra estrategia fundamental fue la propaganda política al igual que una fuerte censura, y es precisamente ahí en donde entra Pereira, el personaje central de esta historia.

 

Pereira

 

Pereira aparece en la historia como un periodista de más de 40 años que ha abandonado la crónica negra; en la que escribía sobre crímenes, excesos de la policía, asesinatos y violencia en general, para dirigir la sección cultural de un periódico de segundo orden en la ciudad de Lisboa. Sufre de cardiopatía aunque es un hombre tranquilo y se ha mantenido en un lugar neutral políticamente hablando, sin ideas claras y firmes al respecto. Enviudó hace algún tiempo y la memoria de su esposa lo acompaña en la forma de una imagen enmarcada a la que le habla siempre que está en la casa y la lleva con él cuando viaja.

 

Estuvo solo en la redacción cultural hasta que una tesis sobre la muerte a un joven filósofo llamado Monteiro Rossi al cual le propone trabajar en la redacción cultural escribiendo artículos necrológicos de escritores célebres aun con vida para así estar listos de antemano por si alguno muriera. Es cuando Monteiro Rossi empieza a escribir en donde Pereira empieza a verse realmente confrontado consigo mismo. En lugar de escribir la necrologías anticipadas solicitadas por Pereira, Monteiro Rossi redacta artículos sobre escritores vivos  como Marinetti o D`Annunzio criticándolos abiertamente por su adhesión al fascismo creciente en el continente europeo.

 

Al recibir los artículos Pereira los leía quedando conmocionado repitiendo una y otra vez que eran impublicables, sin embargo, no los destruía sino que los guardaba cuidadosamente en una carpeta y pagaba de su propio bolsillo a Monteiro Rossi. Más adelante Pereira se entera de que su colaborador y la novia del mismo hacen parte de un movimiento antifascista por lo que necesitan clandestinidad y aunque Pereira sostiene su postura de no involucrarse, les ayuda a su manera. A medida que avanza la historia y la tensión de Pereira y la incomodidad consigo mismo, empieza a reconocer lentamente la realidad del régimen en el que vive, el clima de intimidación y censura que lo rodeaba y que no podía ver por estar cegado por el dolor de perder a su esposa.

 

Al intensificarse su malestar decide ir a donde un médico y psicólogo llamado el Dr. Cardoso, el cual le comparte la teoría de la confederación de almas. Según el Dr. Cardoso, cada ser humano no tiene una sino muchas almas y en diferentes momentos de la vida hay una dominante que subyuga a las demás. Le explica que un alto malestar puede presagiar un gran cambio. Quizá una nueva alma dirigiendo el rumbo desbancando a la que tenía el poder. Por respeto al lector y para invitarlo a leer la obra se omitirá el desenlace, pero el conflicto que siguió a este malestar, a esta tensión de consciencia en Pereira lo llevó a vivir complicaciones y realidades que lo obligaron a tomar una postura, a actuar y a asumir una consecuencia por voluntad propia. Pero al actuar desde la convicción, algo de su interior pudo sanar aunque su vida cambiara por completo.

 

Sostiene Pereira nos enfrenta con la realidad que han vivido y viven muchos países y pueblos de mundo aún en la actualidad. Algunos sistemas políticos, medios de comunicación, instituciones gubernamentales y militares al igual que ciertas instituciones educativas limitan cada vez más marcadamente las libertades y posibilidades de los ciudadanos. Algunos nos quedamos sentados esperando a que alguien haga algo, o que los tiempos cambien mágicamente. Pero a diferencia de Pereira, acudimos a entretenimientos y distracciones o dolores propios que nos alienan de aspectos de nuestra propia consciencia, haciendo que esa tensión que podría generarnos aquel malestar que impulsa a la acción, se vea anestesiada por diversos tipos de ¨opio¨. 

 

            Dice el poeta italiano Dante Alighieri: ¨Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral¨. Hay infiernos que se viven antes de morir, y aunque podemos sufrirlos, no los reconocemos y miramos hacia otro lado mientras ardemos. Otras veces el dolor propio, como la viudez en Pereira, nos impide ver el de los demás dejándonos atrapados en la indiferencia. Sin embargo, existen esas personas que con sus actos nos revolucionan la consciencia, nos despiertan del aturdimiento y nos invitar a actuar respondiendo también ante la realidad frente a nosotros, y así, empezar a sanar nuestra consciencia fragmentada por medio de la ampliación de perspectiva y del ejercicio de la libertad para hacernos responsables de nuestras decisiones.  

@AndresRivera89af.rivera233@hotmail.com