80% de universitarios comen en la calle con graves riesgos | El Nuevo Siglo
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Lunes, 16 de Julio de 2018
Redacción Nacional

A la comunidad universitaria le gusta comer en la calle. Poco conocen las normas de salubridad con que deben ser producidos los alimentos y las empanadas, arepas y sanduches son los productos preferidos; en algunas ocasiones han encontrado elementos como vidrios o insectos como moscas y se han enfrentado a enfermedades y bacterias gastrointestinales.

Esos son algunos de los principales datos que reveló un estudio realizado por la Fundación Universitaria (Unihorizonte), que a través de su Observatorio Periodístico del Programa de Comunicación Social desarrolló la investigación “Los hábitos alimenticios de los estudiantes en el entorno universitario”.

La encuesta, que hace parte del estudio, fue hecha entre el 1 y el 15 de junio a 226 personas (190 estudiantes y 36 funcionarios administrativos), de las universidades Libre de Colombia, Universidad Antonio Nariño, Uninpahu, Universidad de la Sabana, Universidad del Rosario, Konrad Lorenz, Universidad Militar, Universidad Javeriana, Universidad Jorge Tadeo Lozano, Universidad     Externado de Colombia, Uniagustiniana, Universidad Santo Tomás, Universidad Central, Sena y (Unihorizonte).

Al ser preguntados sobre si consumen alimentos en la calle o establecimientos comerciales en el entorno universitario, el 79% dijo que sí, mientras que el 21% aseguró que no.

Cuando se les consultó con qué frecuencia se alimentan en la calle, el 46% aseguró que lo hace de vez en cuando, el 31% todos los días, el 18% dos veces a la semana y un 5% lo hace una vez a la semana.

En cuanto a productos, la llamada comida chatarra se impone. El 37% prefieren las empanadas, el 14% las arepas, el 13 % los sanduches, el 11% las hamburguesas, un 3% otros (Ensaladas de fruta y almuerzos) y un 22% aseguró que solo consume bebidas (gaseosas, jugos, bebidas calientes).

El 73% aseguró que compra los alimentos en un establecimiento comercial en su mayoría cafeterías y unos pocos restaurantes, mientras que el 27% dijo que los adquiere en la calle con vendedores ambulantes fijos y transitorios.

Sorprende que el 80% de los encuestados aseguró desconocer las medidas de salubridad del lugar donde compran los alimentos, sin embargo, el 20% afirmó conocer las mismas. Pese a no conocer las medidas de salubridad, el 77% de los encuestados aseguró que le preocupa la higiene y la salubridad del lugar donde come.

La encuesta permitió conocer también los elementos extraños que aparecen en los alimentos, entre ellos se destacaron: cabello, plástico, vidrio, papel, tornillos, hongos, metal, ladrillo, insectos como moscas, como también relacionaron comida en mal estado.

Una de las encuestadas aseguró que por haber comido un producto descompuesto adquirió una bacteria gastrointestinal, que le obligó a someterse a un tratamiento médico para evitar un cáncer de estómago.

Para el rector de (Unihorizonte) Carlos Eduardo Rodríguez, una de las mayores preocupaciones que se debe tener en la comunidad universitaria son los adecuados hábitos alimenticios. “Hacemos un llamado para que tanto las universidades como los estudiantes gocen de una nutrición y alimentación adecuada, las  cuales se pueden tener invirtiendo el mismo dinero que se destina a la llamada comida chatarra, lo que puede influir en un bajo nivel académico del estudiante”, aseguró el directivo académico.

 

Impacto

De acuerdo con el chef y docente del Programa de Gastronomía de (Unihorizonte) José Eliseo Guzmán, “un alimento en buen estado, que no implique riesgos, que no haga daño debe estar higiénicamente preparado y libre de contaminantes químicos, bacteriológicos y físicos. Un alimento en mal estado se detecta por que presenta cambios en el color, olor, sabor y textura, lo cual evita que se consuman”.

Para el docente “la comunidad universitaria debe tener presente al momento de consumir alimentos en el entorno universitario, las buenas prácticas de manipulación, los baños no deben estar cerca de la cocina, deben estar limpios, en buen estado de conservación y funcionamiento, el cual debe contar con facilidades para el lavado de manos del consumidor”.