Industria petrolera en Venezuela: "profundo hoyo negro de corrupción" | El Nuevo Siglo
EL FISCAL Tarek William Saab informó el pasado 9 de abril a su país y al mundo que Tareck El Aissami, exministro de Petróleo había sido detenido por millonario desfalco a la estatal petrolera Pdvsa y por conspirar para derrocar a Maduro. /Archivo AFP
Miércoles, 1 de Mayo de 2024
Redacción internacional con AFP

 POLITIZACIÓN, negocios opacos, malversación de fondos, auditorías maquilladas: la corrupción en la industria petrolera de Venezuela es un monstruo que ha devorado miles de millones de dólares en las últimas dos décadas.

La imagen del exministro de Petróleo Tareck El Aissami esposado es el ejemplo más reciente de la corrupción en la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa): el desvío de ingresos por la venta de crudo a través de criptoactivos, en un fallido mecanismo ideado para eludir sanciones de Estados Unidos.

El desfalco en este caso alcanza casi los 17.000 millones de dólares, estima la ONG Transparencia Venezuela, y ya hay unos 60 detenidos, incluido El Aissami, otrora colaborador del presidente Nicolás Maduro, de quien llegó a ser vicepresidente, y de su antecesor, Hugo Chávez (1999-2013).

No es un caso aislado. Rafael Ramírez, ministro de Petróleo entre 2002 y 2014 y expresidente de Pdvsa de 2004 a 2014, está prófugo en Italia, mientras que Eulogio del Pino y Nelson Martínez, quienes también ostentaron estos dos cargos, fueron arrestados. Martínez murió en prisión.

Maduro designó a El Aissami ministro de Petróleo en 2020 para "reestructurar" la estatal petrolera y limpiarla tras las acusaciones contra Ramírez, pero acabó detenido por una de las 31 investigaciones vinculadas con la industria petrolera que cursan en Fiscalía desde 2017, por las que ya se han efectuados 308 arrestos.

La producción venezolana de petróleo, que sobrepasaba los 3 millones de barriles diarios hace 15 años, se ha ido desplomando hasta los cerca de 800.000 actuales.

"Lamentablemente Pdvsa fue durante mucho tiempo la madre de la corrupción, porque era el único ente en el país que generaba divisas y generaba muchos dólares... era la gran exportadora", dice a la AFP Mercedes de Freitas, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela.

Venezuela está entre los cuatro países más corruptos del mundo junto a Sudán del Sur, Siria y Somalia, según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional.

La corrupción en Pdvsa ha sido omnipresente: desde el robo de televisores, computadoras e incluso tomar vehículos oficiales para paseos hasta coimas millonarias y contratos inflados.

Maduro, que aspira a ser reelegido este 28 de julio, ha propuesto reformar la Constitución para elevar la pena máxima de cárcel de 30 años a cadena perpetua, y aplicarla a los delitos de corrupción. "¡Tenemos que ser implacables, caiga quien caiga!", expresó tras el arresto de El Aissami.

Pedro Tellechea, al frente de Pdvsa desde enero de 2023 y ministro de Petróleo tras la renuncia de El Aissami, afirma que uno de los pilares de su gestión es "sanear" la industria con auditorías e incluso cámaras para monitorear negociaciones de crudo.

"No se pide dinero" a empresarios y "todas las desviaciones que podamos encontrar en una auditoría pasan al Ministerio Público directo", se felicitó en un encuentro con periodistas.

Dinero "perdido"

Transparencia Venezuela apunta que al menos unos 16.960 millones fueron desfalcados entre 2020 y marzo de 2023 en la estatal petrolera venezolana. El monto, según De Freitas, equivale a tres veces lo necesario para acabar los crónicos problemas eléctricos del país, reflejados en severos racionamientos.

Los tentáculos de la corrupción en Venezuela se extienden a por lo menos 29 países con 164 casos abiertos desde 2004 "por hechos de presunta corrupción u otros delitos de crimen organizado que involucran a altos funcionarios públicos", buena parte de estos asociados con Pdvsa, indicó la ONG.

"Solo la mitad de esos casos suman 68.000 millones de dólares, y digo la mitad de esos casos porque no tenemos acceso a todos los expedientes", apunta De Freitas. "Aquí no se rindió cuentas y se sigue sin rendir cuentas".

Es, añade, "dinero que está prácticamente perdido, hay muy pocas posibilidades de recuperarlo".

El propio Maduro admitió que "se recuperó parte del patrimonio" robado, pero no "el grueso".

La corrupción en Pdvsa fue silenciada durante años. Trabajadores y sindicalistas que se atrevieron a denunciarla fueron encarcelados, varios durante la gestión de El Aissami.

Un extrabajador de la industria, que pidió anonimato, recuerda derroches en la era de Ramírez como el alquiler de 60 habitaciones en tres hoteles diferentes "por seguridad", para descartar luego 40. Todas gozaban de "atenciones" como flores, frutos secos, vino, agua gasificada y hasta colchones especiales.

Ramírez, relata esta fuente, en una ocasión mandó a buscar en helicóptero un almuerzo típico en una zona indígena de Zulia (oeste).

"Hemos tomado diferentes medidas", dice Tellechea. "Nos falta muchísimo".

Corrupto… ¿y conspirador?

Tareck El Aissami llegó a ser uno de los hombres más poderosos de Venezuela y hoy tras las rejas es acusado no solo de mover los hilos de una de las mayores "tramas de corrupción" en la industria petrolera, sino también de “conspirador político”.

Así los aseguró en días pasados el fiscal de ese país, Tarek William Saab, quien dijo que el “jefe de la mafia corrupta” buscó “con la oposición y Estados Unidos derrocar al presidente Maduro”.

"No era solamente corrupción moral, mental (...), sino también corrupción política, ideológica, que los llevó sin ningún tipo de vergüenza a aliarse con los peores enemigos de la patria", añadió el fiscal.

También divulgó audios de conversaciones entre la mano derecha de El Aissami, el detenido empresario Samark López, y dirigentes opositores exiliados como Leopoldo López, Julio Borges y Carlos Vecchio, así como Carlos Ocariz, exalcalde de uno de los cinco municipios de Caracas.

Los audios datan del año 2020.

Según Saab, "El Aissami, Samark y todo el conglomerado corrupto que lo acompañaba" mantenía contactos con funcionarios de Estados Unidos como el embajador James Story, quien estuvo al frente de la oficina para Asuntos de Venezuela en Bogotá.

López negó las acusaciones de "conspiración", aunque reconoció que conversó con la mano derecha de El Aissami. “Tuve comunicaciones con muchas personas del régimen. Muchas personas que están alineados en la estructura de poder de la dictadura que también están, estuvieron y siguen estando interesados en que se produzca el cambio en Venezuela", admitió en un foro virtual.

Ocariz también reconoció los contactos, aunque alegó que se debieron a una propuesta para liberar recursos congelados por sanciones para invertirlos en planes sociales debido a la pandemia de coronavirus.

El Aissami (49 años) fue detenido el pasado 9 de abril, más de un año después de que renunciara al ministerio de Petróleo, fueran detenidos funcionarios del círculo de Pdvsa y entes del Estado relacionados a trámites con criptoactivos y desaparecer de la vida pública. Su paradero fue un misterio que solo chocaba con el silencio oficial, el mismo que se rompió ese día, cuando el fiscal comunicó al país y al mundo que el otrora poderoso funcionario y exvicepresidente estaba tras las rejas.

El hecho, bautizado como el “Tareckazo” por Luis Salamanca, doctor en Ciencias políticas y abogado, es sin duda una purga del chavismo y convenientemente anunciada: la antesala de la presidencial.

"Esto está buscando un efecto político electoral… Sacar del letargo y la indiferencia al elector chavista", aseguró Salamanca, destacando que El Aissami es “el primer gran sacrificado de la dirigencia”. Y ello en su bandera político-electoral de una “lucha sin cuartel contra la corrupción”.

Pero vale recordar que ese robo a Pdvsa es de vieja data y que fue el propio gobierno Maduro el que apostó por los criptoactivos para eludir las sanciones financieras de Estados Unidos.

En 2020, impulsó una ley que permitía al gobierno saltarse normas legales para sortear el embargo petrolero del país norteamericano, sin tener que rendir cuentas. Expertos advirtieron entonces que era un caldo de cultivo para la corrupción. Y así fue.