Frente a un artículo de prensa especializada en torno a que Bolivia dejó de ser una potencia gasífera exportadora, el exministro de Hacienda advirtió que esto es un “… ejemplo de cuando nos dejamos llevar por modelos fundamentalistas o ideologizados que restringieron, desincentivaron la inversión privada, nacionalizaron, dificultaron o hicieron más onerosa la ‘exploración de gas’. Varios años después (7 a 8) se sienten las consecuencias en la ciudadanía con más costos, menos exportaciones, menos crecimiento, más déficit fiscal, menos recursos para atacar la pobreza, menos recaudo, entre otros. Ojalá aprendiéramos la lección de Bolivia y prontamente tomáramos la decisión de firmar nuevos contratos de exploración de gas y petróleo. Si no, viviremos la historia que ellos hoy sufren”.