Trasfondo de la inflación | El Nuevo Siglo
Jueves, 6 de Enero de 2022

* Un fenómeno global y muy complejo

* Lo realista es apostar por baja gradual

 

Alemania reportó ayer una inflación de 5,3% en diciembre, la más alta desde 1992; el alza de los precios en Turquía alcanzó un 36,08% con respecto al mismo mes de 2020; en España este indicador se disparó en diciembre hasta 6,7%, una cifra no vista desde 1992; en Brasil el crecimiento del costo de vida ya se encuentra en 10,7%; en Argentina también se informaba semanas atrás que la inflación interanual llegó a 51,2% para el onceavo mes de 2021; en cuanto a Perú se indicó que al cierre del año este rubro alcanzó 6,43%, el más alto en los últimos 13 años; en diciembre también se alertó que en Estados Unidos la tasa de inflación interanual para noviembre se trepó a 6,8%, la mayor cifra en 39 años…

Tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional, entre muchos otros entes económicos multilaterales, han advertido en los últimos dos meses que el planeta enfrenta un pico en el índice de precios al consumidor, que es impulsado por fenómenos como el encarecimiento sustancial de los fletes en el transporte marítimo y una reducción crítica en la producción, inventarios y oferta de materias primas, insumos básicos y mercancías manufacturadas (como los microprocesadores, semiconductores y elementos de alta tecnología claves en cadenas de producción en masa). También influye la desigualdad en los rubros de reactivación en 2021 tras el duro coletazo de la pandemia, derivado a su vez de la inequidad en el acceso de los países a las vacunas contra el coronavirus. Incluso figura entre las causas del encarecimiento de productos a nivel global el hecho de que en medio de la crisis sanitaria una cantidad de trabajadores ha preferido seguir recibiendo subsidios y ayudas estatales de emergencia antes que reintegrarse a sus empleos de base, encareciendo así los costos de nómina de las empresas, que a su vez los trasladan al precio final de sus productos. Y no pocos expertos suman a todo este escenario que las altas tasas de consumo de hogares en muchos países así como el aumento de la demanda de energía de fuente fósil (petróleo y gas) en medio de la reactivación productiva mundial, también presiona al alza el valor de alimentos, víveres y toda clase de mercancías.

Ese es el escenario en medio del cual se debe analizar que en Colombia el año cerrara con una inflación de 5,62%, es decir 4,01 puntos porcentuales más que el 1,61% registrado en 2020. Si bien se trata del dato más alto en cinco años, lo cierto es que a lo largo de los últimos meses se venía evidenciando que el índice de precios al consumidor venía en plena escalada y cerraría el 2021 muy por encima del techo de la meta proyectada del Banco de la República. De hecho, como una fórmula para atajar el desborde inflacionario el Emisor retomó su política de aumento de las tasas de interés de referencia, en el marco de una política anticíclica a la que han acudido naciones de distintas latitudes, empezando por la Unión Europea, la Reserva Federal de Estados Unidos y varias potencias asiáticas.

En el caso colombiano, por ejemplo, todos los hogares han sufrido la carestía en los últimos meses de productos básicos de la canasta familiar (alimentos, bebidas y servicios especialmente) pero también de una gran gama de mercancías manufacturadas e importadas, cuyo valor se ha visto impactado por los fenómenos externos ya anotados y el fortalecimiento del dólar.

Lo más preocupante es que esta escalada se agravará en el arranque de 2022, debido a las alzas estacionales en muchos rubros de productos, bienes y servicios, una parte de ellos atados al dato inflacionario y otros jalonados -pese a que legalmente no debería ser así- al aumento sin antecedentes de 10,07% en el salario mínimo mensual para este año. Otro elemento de presión es el regreso del cobro del impoconsumo en el servicio de restaurantes, lo que encarecerá el costo de la comida preparada, empezando por el llamado “corrientazo” que a diario consumen millones de trabajadores.

¿Cómo atajar la inflación? Esa es la pregunta clave en Colombia y todo el mundo. Para los analistas, al ser un fenómeno global, que es causado a su vez por una combinación de factores complejos cuya desactivación tardará meses, es poco el margen de acción que tienen los gobiernos y bancos centrales a nivel interno. Medidas de intervención en el mercado y los intereses, sistemas de control y regulación de precios, salvaguardias o flexibilidades arancelarias y tributarias así como otras herramientas de alcance puntual, son aconsejables de acuerdo a la particular situación de cada país.

Por lo pronto, hay que ser realistas: en los próximos meses no parece muy viable un freno en seco de la inflación en Colombia. A lo sumo irá desacelerándose con miras a volver ubicarse por debajo del techo del 4% fijado por el Emisor.