La mitigación de la pandemia y los lenguajes | El Nuevo Siglo
Lunes, 18 de Enero de 2021

Ha transcurrido un año desde la noticia de lo que pasaba en China con un virus desconocido empezó a llamar la atención del mundo. Y diez meses desde que en Colombia se registró el primer caso de contagio con Sars-Cov-2 y se decretó la emergencia sanitaria y económica, desencadenando una serie de medidas de restricción de la movilidad para propiciar el distanciamiento físico, así como la limitación de libertades y derechos con las cuarentenas, toques de queda, ley seca y reuniones masivas. También la regulación de horarios y protocolos prácticamente para todo tipo de actividades públicas y servicios esenciales.

Ello generó una realidad desconocida y nuevas prácticas masivas e incorporadas a la cotidianidad y al lenguaje común, sobre todo con conceptos derivados de la epidemiología, la biología y las TIC, como teletrabajo, webinar, bioseguridad, zonas de desinfección, aislamiento. Y a la vez el uso de adjetivos en este sentido como inteligente y selectivo, entre muchos otros.

Pero, después de estos largos meses de incertidumbre y no pocos sufrimientos para muchos, con los más de dos millones de muertes en el mundo y cerca de cincuenta mil en Colombia ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué preguntas han surgido que aún no tienen una respuesta de mayor consenso? ¿Qué hemos visto que se debe corregir sobre lo que se viene haciendo? Tal vez tener más preguntas y buscar respuestas es también un avance a considerar. Pero, sobre todo: ¿aprendemos de la experiencia y aplicamos lo validado?

En este sentido, el actual segundo pico de la pandemia en Colombia deja interrogantes sobre el contagio en espacios abiertos que se consideraban relativamente más seguros frente a los espacios cerrados, pues por las explicaciones dadas por las distintas autoridades hasta hoy se ha supuesto que el contagio es mayor en grandes aglomeraciones y en espacios abiertos, muchos de ellos propios de las tradicionales actividades navideñas. Pero, ¿Qué dicen los datos? ¿Hay datos?

Y para contrastar es importante saber si los controles y protocolos de bioseguridad en las actividades laborales en los lugares de trabajo cerrados y autorizados están siendo efectivos y aplicados correctamente: ¿Allí se están generando y a qué tasa los contagios? ¿Hay datos? En la medida que no se tenga suficiente información derivada del rastreo constante -pruebas- del mayor número posible de casos representa una debilidad en la mitigación de la pandemia. Y también es evidente que el rastreo sistemático y a gran escala no ha sido una fortaleza.

Es así como la ambigüedad ha sobresalido como forma del lenguaje y de la acción público-privada para sortear las medidas adoptadas para la mitigación de la pandemia y su impacto en la tensión que en el mundo desde un comienzo se percibió entre salud y economía. Pero, en el fondo lo que se ha podido constatar, con la evidencia empírica de las restricciones en la pandemia, es que no es nada conveniente ni razonable mantener o alimentar esta tensión, pues se trata de un asunto de salud pública que entre más se demore en resolver más afecta la sociedad y la economía.

@Fer_GuzmanR