Reactivación rápida | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Enero de 2021

Los países exitosos han aprovechado las crisis para hacer reformas contra intuitivas, audaces y arriesgadas que les han permitido recuperarse rápidamente y al mismo tiempo construir cimientos para mejores sociedades. En una columna anterior hablé sobre Irlanda y las audaces políticas públicas que ha implementado para generar riqueza, empleo y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. 

Por otro lado, están los países que, desesperados por salir de las crisis, implementan las mismas medidas, aumentan el gasto público para que el Estado sea el generador del empleo, suben impuestos para financiarlo y crecen la deuda. En esta categoría está Colombia. Los políticos de todos los partidos al hacer propuestas para la reactivación siempre hablan de elevar el gasto público. Unos proponen crear entidades con tareas duplicadas como la Secretaría de la No Violencia en Medellín, que repite funciones de la Secretaría de Seguridad, la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional que tiene objetivos similares a los de la Cancillería, o las 13 Consejerías Presidenciales que ejercen tareas iguales a las de los 17 ministerios. Otros, afirman que la única solución a la crisis es que el Gobierno acelere los proyectos de infraestructura, para crear empleos temporales en construcción.

El país necesita acelerar los grandes proyectos de vías, aeropuertos y puertos, pero no como política de empleo, estas obras deben hacerse, por eficiencia en el gasto empleando la mayor cantidad de tecnología posible y esto necesitaría menor capital humano. La recuperación de los empleos destruidos por las decisiones de los gobernantes para enfrentar la pandemia debe hacerse desde el sector privado y nunca con más empleo público que es inestable, mal pago, y caldo de cultivo para la corrupción.

En lugar de buscar crecer el tamaño del Estado, medida que nos quita competitividad y nos hace entrar en los primeros lugares de tasa de tributación, compartiendo lugar con países fracasados, nuestros políticos deberían pensar en políticas públicas para aumentar la generación de empleo formal en el sector privado.

Para esto necesitamos disminuir la tasa real de tributación que hoy es del 71.2% de las utilidades, a niveles al menos como el de Chile que es del 34%, y ojalá a niveles de Singapur en el 21%.

Adicionalmente, Colombia tiene que dar un debate racional, alejado de la politiquería sobre los costos no salariales y el salario mínimo. Un empresario colombiano paga el 53.4% del salario en costos no salariales, deberíamos buscar en el corto plazo llevarlo a niveles similares al promedio de América Latina en el 49.5% y en el mediano plazo como Chile siendo inferior al 40%, esto nos permite crear más empleos y especialmente formalizar nuestro mercado laboral.

Por último, no podremos ser un país medianamente exitoso, hasta no aumentar la formalización, especialmente en el sector rural donde supera el 90%, para esto necesitamos un salario mínimo diferenciado por regiones, que tenga en cuenta las características propias del mercado laboral local.

Aprovechemos la pandemia para pedir a los políticos que se atrevan a ser creativos, en lugar de quedarse como los locos, esperando resultados diferentes haciendo siempre lo mismo.