La grieta económica y el desarrollo | El Nuevo Siglo
Sábado, 6 de Febrero de 2021

Colombia figura entre los pocos países que han logrado crecer bajo el fuego de más de medio siglo de violencia, afincada en un elevado porcentaje en los campos, montañas y selvas de nuestro ensangrentado terruño. Y combatida sin tregua por el expresidente Álvaro Uribe, gracias en parte al Plan Colombia, gestionado por su antecesor,  Andrés Pastrana. En 1986, el jefe conservador Álvaro Gómez Hurtado, en reunión crucial privada con Roberto Junguito, ministro de Hacienda de Belisario Betancur y el alto mando militar, encabezado por el general Miguel Vega Uribe, se aprueba financiar los batallones de soldados profesionales, sin los cuales no se habría podido combatir la ofensiva de las Farc, con la que el Mono Jojoy, pretendía tomarse las ciudades.

Si en vez de la lucha contra los subversivos y terroristas en la periferia esos dineros se hubiesen empleado para hacer desarrollo productivo en la Orinoquía y la Amazonía, incluso, crear bosque e integrarlos a la producción nacional, como lo hizo el Brasil, que incorporó millones y millones de kilómetros de tierra de la selva y capa vegetal delgada como la nuestra a la producción ganadera y agrícola. Esto se logró mediante estudios del suelo y el medio ambiente de la empresa privada, el gobierno y la universidad. Ellos se dieron cuenta que los modelos de países con estaciones como los europeos y los Estados Unidos, sobre los que se enfocaba la enseñanza, no eran convenientes para el trópico. 

También, tuvieron en Brasil la visión de hacer una ciudad en la zona tropical, tal vez, la más abandonada a la desesperanza y las enfermedades endémicas, que era objeto cada determinado tiempo por cuenta de las publicaciones internacionales del tema obligatorio de diversos artículos entre sociológicos y sensacionalistas, que mostraban el atraso de siglos de la población, los desafíos del medio y la pobreza generalizada. Se trataba de un periodismo sensacionalista que no presentaba o no quería ver alternativas al desarrollo y el bienestar. El cual, entre otras cosas, omitía los grandes esfuerzos de las Fuerzas Armadas de ese país, por conseguir mantener el orden, cuando era objetivo primordial del comunismo y la lucha armada asaltar el Estado mediante la combinación de fuerzas subversivas urbanas y en las selvas, con miras a tomarse el poder. En Brasil, el impulso al desarrollo por los militares consigue atraer inversión extranjera, industrializar una parte del país y desarrollar la industria petroquímica, cuando no habían descubierto el petróleo rentable.

Sin que, desde luego, sean los militares los únicos que pensaron en grande el desarrollo. Recordemos al presidente Juselino Kbiteschek, un estadista brillante, que le encarga en 1960 al famoso Oscar Niemeyer, levantar Brasilia como capital del país en una zona desértica y despoblada, el valor geopolítico de dicha decisión ha sido extraordinario para ese país.

En Colombia, el presidente Belisario Betancur, sugiere la posibilidad de levantar en medio de la selva Marantúa, la idea cobra inusitada fuerza, más al incrementarse la violencia por cuenta del asalto al Palacio de Justicia por el M-19 y sus aliados, más el desastre de Armero, se hace imposible ejecutar tan atractivo proyecto.  

Como se sabe, en medio de grandes dificultades vamos avanzado en las comunicaciones con las zonas de la periferia por el Meta, lo mismo que la distancia más corta al mar desde Bogotá es por el Orinoco. La violencia y la desidia impidieron que se incorporaran esas regiones al desarrollo nacional como es debido, la palma africana dio un impulso espontáneo valioso, que no pasó de eso por cuenta de la violencia y el auge de los cultivos ilícitos. Los cambios que se requieren para desarrollar la periferia del país tienen que ver con acabar los cultivos ilícitos y derrotar a los subversivos y las mafias, como atraer grandes y pequeños inversionista, agrupados en asociaciones productivas.

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El nombramiento de Diego Molano como ministro de Defensa es garantía de continuidad y éxito. Como lo dije en anterior escrito sobre Carlos Holmes Trujillo, tenía las condiciones para ser el próximo presidente. Ahora, le corresponde a Oscar Iván Zuluaga recoger la bandera y salir al ruedo.