Celulares vulnerables | El Nuevo Siglo
Sábado, 9 de Febrero de 2019

UN reciente artículo editorial del New York Times llama la atención de los lectores acerca de la inseguridad de los  medios de comunicación de hoy en día, pero particularmente, sobre los teléfonos móviles conocidos entre nosotros como celulares, que llevan más de cuarenta años de servicio público. Dice el NYT que el riesgo de la vulnerabilidad no solamente amenaza la privacidad personal, sino también la que tiene que ver con las empresas y los gobiernos; sus transacciones, basadas en conversaciones, pueden ser interceptadas no siempre con curiosidad, sino con ánimo protervo.  Así los usuarios de celulares se convierten en víctimas. 

Conocidas como son las interceptaciones y la costumbre de realizarlas se llega inexorablemente a concluir que las comunicaciones por este sistema son básicamente inseguras. Los medios para interceptarlas se realizan con elementos de fácil consecución; existen métodos que interceptan eficazmente los celulares sin que quienes son objeto de esta modalidad se den cuenta que están siendo objeto de la invasión de su privacidad. Dicen que el sistema de comunicaciones por celular se ha convertido en un servicio tan importante y popular, que bien puede compararse  como el de las redes de carreteras y de energía eléctrica.

Mejorar y controlar esta vulnerabilidad no necesariamente se basa en asuntos tecnológicos; nuestras leyes, hasta donde van nuestros conocimientos, prohíben la interceptación de cualquier comunicación sin previa autorización judicial. Lo que es cierto es que cualquiera puede adquirir lo que se necesita para interceptar. A diario los medios de comunicación, radio y televisión, se comunican con los interesados y las conversaciones salen al aire;  quienes solemos oír estas transmisiones nos preguntamos de ser cierta la necesidad de autorización, si esta existe ¿las conversaciones que se transmiten especialmente por las cadenas de radio difusión están autorizadas para interceptar las comunicaciones de los entrevistados?

Siendo uno de los aficionados en escuchar en vivo y en directo las conversaciones así interceptadas, mal  podría  abogar por que esta modalidad se coarte. Por el contrario, tal como se deja dicho, la legislación sobre este particular debe acomodarse a los avances técnicos sin perjuicio de quienes  pueden llegar a ser víctimas de la vulnerabilidad de nuestro sistema de comunicaciones.  Es bueno que todo el conglomerado de quienes hacen las leyes se ocupe en incorporar a las mismas, todos los riesgos que el avance de la técnica ha puesto a disposición de los ciudadanos y prever para controlar y castigar a quienes deliberadamente quieren causar perjuicios a los usuarios de buena fe.

Los desarrollos técnicos no pueden ni deben convertirse en hitos para las malas mañas de los maleantes, que como en el caso que nos ocupa pueden ser calificados de corbatín, para no decir con conocimientos que coinciden y en algunos casos superan a los inventores. Sin olvidar que alrededor de las comunicaciones se ha desarrollado un vasto equipo de empresas e iniciativas que hacen de esta tarea un asunto bien difícil de manejar.  Por otro lado está la inalienable libertad de expresión.