Educación, agenda prioritaria (II) | El Nuevo Siglo
Viernes, 1 de Febrero de 2019

Como introducción a este tema de máxima importancia, que ha de ser asumido con urgentes respuestas concretas, me referí en primera entrega a circunstancias que han llevado a ocuparnos de él como reclamos  de estudiantes, respuesta prudente del Gobierno y ofrecimiento de colaboración de parte de la Iglesia Católica por los dirigentes de la Conferencia Episcopal.

Como aporte a esta grande y urgente tarea me permito recordar puntos básicos sobre el tema educativo expuestos en distintos documentos de esta Iglesia, bien llamada “Madre y maestra de los pueblos”. Es de gran valor, también, todo lo ofrecido por tantos grandes pensadores en el mundo a través de los siglos, dado desde destacadas academias y cátedras universitarias, desde las más humildes escuelas por ejemplares educadores, y desde la Unesco como inspiradora de sólidos avances educativos.

A tratar este tema, y querer que se impulsen a toda escala proyectos y actividades que nos den educación con sólidos valores, nos impulsa el amor a la humanidad y la misma esencia del Cristianismo que tratamos de vivir, que nos compromete al amor concreto al prójimo, con actos inspirados en él y recibidos por Dios como hechos a El mismo, entre los cuales ha de estar, “enseñar al que no sabe”. Entre los servicios al hermano está, fundamentalmente, el de “educere”, que significa “ayudar a alguien a levantarse”, pues dando debida educación estamos ayudando a levantarse a las personas, impulsando a vocaciones concretas de servicio, ayudando a levantarse a la misma Patria, con manera realmente eficaz de afrontar a toda escala la corrupción que azota a los países.

He iniciado mis referencias con valioso aporte de la Iglesia, refriéndome al significativo hecho de lo enseñado por 4.000 Obispos del mundo, reunidos por los Santos Pontífices Juan XXIII y Paulo VI en el Concilio Vaticano IIdestacándose, entre los valiosísimos documentos doctrinales, uno de gran sentido práctico dedicado a la Educación  Cristiana de la Juventud”, iniciado con estas vibrantes palabras Gravissimum Educationis Momentum. Son doce los acápites de este documento, todos ellos de gran trascendencia, dedicados a precisar el contenido fundamental de una verdadera educación, el derecho de todo ser humano a ella, la gran responsabilidad de padres de familia y educadores, e, igualmente, sobre los sólidos lineamientos que ha de tener todo centro educativo, sin dejar de destacar el valioso aporte que da la religión a una completa y excelente educación.

Imposible no citar en estos aportes sobre urgente y sólida educación este inicial pronunciamiento dado en tan destacado documento: “La verdadera educación se propone la formación de la persona  humana en orden a su fin último y al bien de las sociedades de las que el hombre es miembro, y en cuyas responsabilidades tomará parte una vez llegado a la adolescencia  (n.1). Recibiendo los humanos esta formación, que sabiamente no rechaza las luces divinas, y pisando firme en la tierra con aprecio de los valores de todas las regiones, tradiciones y nacionalidades, qué magnifico enriquecimiento se ha tenido en continentes enteros. (Continuará).

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com