Elogio a la riqueza | El Nuevo Siglo
Sábado, 2 de Febrero de 2019

La riqueza mueve las máquinas que aseguran la prosperidad del mundo. El oro todo lo llena de abundancia y alegría. El oro salta de la entraña de la tierra para convertirse en fortaleza de la humanidad. El oro da seguridad y firmeza al que lo posee y llena de tristeza al que no goza de sus inmensos beneficios. El oro es pan, techo, salud. Recreación y regocijo moral y espiritual.

Con el oro se elabora la tiara de los pontífices y refulge en los altares de las iglesias. Con el oro se hace la corona de los reyes y el cetro de los gobernantes.

El oro calma la angustia del hambriento, espolea la codicia del rico y llena de felicidad a todos. Hasta para practicar la virtud, dice San Agustín, se necesita un mínimo de comodidad material. Así no poseamos oro, lo admiramos íntimamente. El oro es admirado por el blanco y por el negro, por el viejo y por el joven, por el noble y por el plebeyo, por el sabio y por el ignorante.

De oro es la trompeta apocalíptica que estremece al mundo.

Es el oro el que le da fuerza irresistible al terrateniente, al latifundista, al banquero.

Por el oro han corrido ríos de sangre en la vida de los pueblos. El oro ha sido germen de confrontaciones feroces e ignominiosas y también ha servido para silenciar multitudes iracundas.

Sin dinero la vida sería imposible. Por la trascendencia del dinero hemos redactado unas reflexiones personales.

Los 10 mandamientos para ser rico: 1. Imposible ser productivo sin capacitarse plenamente. El que no trabaja, no come. 2. La educación tiene que crearle al niño “La cultura del ahorro y la ciencia de la planificación. Cuando se reciben 3 pesos, hay que ahorrar uno. 3. Lo ahorrado hay que invertirlo y multiplicarlo. Si en lo religioso la confianza es buena, en los negocios la desconfianza es más segura. 4. Se puede gastar, no malgastar. No hay que descuidar la calidad de vida. Como te vean vestido, serás recibido. 5. Más que dar dinero al que lo pide, hay que enseñarle a conseguirlo. No endeudarse, no servir de fiador y evitar los fatales errores financieros. 6. El consumismo compulsivo conduce a gastar más de lo que se gana, generando embargos, remates, tragedias y suicidios. Donde se saca y no se echa se acaba la cosecha. 7. La riqueza no es todo en la vida, sobre todo si es poquita. Dime cuanto tienes y te diré cuánto vales. El avaro vive en la miseria por miedo a caer en la pobreza.  8. Lo malo de la pobreza es que lo coge a uno sin nada; al rico se endiosa, al pobre se humilla y se desprecia. 9. Si nuestros padres son pobres, no tenemos la culpa, pero si nuestros suegros lo son, si somos culpables. 10. Imposible una vida plácida y feliz, sin un sólido respaldo económico. (Remanso de Santa Cruz, 1-1-19).