Otro lado de la moneda | El Nuevo Siglo
Domingo, 17 de Febrero de 2019

Concejales de Guatavita, Sesquilé, Guasca y Fómeque, respetuosamente, quiero invitarlos a soñar con sus municipios como capital turística de Colombia, ustedes tienen en sus manos una oportunidad histórica para cambiar la vida de sus vecinos: resulta que el futuro de Colombia depende, en gran parte, del turismo.

 Claro que de eso tan bueno no dan tanto: pero sus municipios son un paraíso turístico y ustedes deben privilegiar el turismo internacional para sus municipios. Pero, sería necesario que los residentes de cada municipio se preparen para ser empresarios y líderes de un turismo de cuatro y cinco estrellas: convencidos de que sí se puede.

 Se trata de aprovechar la riqueza natural de su región: su fauna es fabulosa: la variedad de aves (más de cuatrocientas especies) puede atraer miles y miles de observadores, durante todo el año, de Estados Unidos y Europa. Y la flora no se queda atrás. Ahora, sus montes y caminos veredales son ideales para ciclo montañismo, ciclo cros, motocrós, cabalgatas -con cabañas, posadas turísticas, casas en árboles, a lo largo de los caminos veredales- y sus valles son ideales para aereomodelismo, drones, parapente... Además, estamos a pocos kilómetros de Bogotá, por la Calera y Chía y contamos con el ferrocarril en Sesquilé.

En 1975 tuvimos en la Represa del Tominé una regata de 103 veleros. También tuvimos competencias de carros en el barro en la Vereda de Santa María y las artesanías fueron famosas. Los terrenos de la Represa dan para varios campos de golf. Y el centro de Guatavita es bello. En Sesquilé tenemos la joya de su iglesia colonial y la formidable iglesia central (si la terminan según su diseño, su hermana –La Candelaria en Bogotá– es Monumento Nacional) y la laguna del Cacique es ganadora. Y todo cambiaría si los restaurantes y clubes (al occidente de la carretera Sesquilé-Guatavita) se vuelven marinas, con todas las de la ley. Ahora, Guasca, con su basílica menor, Siecha y su iglesia colonial, no se queda atrás.

No obstante, estas maravillas no dan para que un turista extranjero quede satisfecho: sus restaurantes y “hospedajes” poco tienen de atractivos para turista con dólares, y la ciclovía de Peñalosa jamás podrá ganarle a la carretera Bogotá-Calera-Guasca-Sesquilé.

Claro que estos sueños dependen de una planeación especializada: el turismo no se improvisa. Pero, ustedes son los dueños de la gallina de los huevos de Oro: en el mundo hay los recursos que uno quiera y hoy tenemos un Ministro de comercio, industria y turismo, José Manuel Restrepo (estadista, académico, transparente), que tiene el interés y capacidad de sacar adelante los sueños magnánimos que Colombia necesita.

El primer paso sería consultar especialistas en turismo, que desarrollen proyectos que sustenten la viabilidad de este sueño (con el apoyo y la asesoría del ministerio y recursos externos). Después viene la socialización del proyecto y preparar a los vecinos para ser dueños, beneficiarios, gestores, ganadores. Claro que municipios de la belleza de Fómeque, Ubaque, Choachí, San Juanito (Meta) –con su represa y el Camino Real a Villavicencio– también deben ser parte de esta apasionante aventura.