Santos | El Nuevo Siglo
Sábado, 2 de Febrero de 2019

Aunque no se sigue en esta ocasión, la guía usual, en esta columna, en lo relativo a los presidentes recientes de Colombia, ha sido Cambiar el Futuro. Historia de los procesos de paz en Colombia (1981- 2016) (Debate, Penguin Random House, Bogotá, 2017) por Eduardo Pizarro. El último mandatario, contemplado por Pizarro, es Juan Manuel Santos, cuyo primer período, o sea, 2010-2014, es impulsado por Álvaro Uribe, su mentor y se recuerda esta frase: “el que diga Uribe” será presidente de Colombia. Así ocurrió y jamás se votó por alguno de ellos.

Uribe considera “traidor” a Santos por desviarse de su guía pero se piensa, como requisito fundamental, de todo presidente, tener criterio propio e independiente, por consiguiente, Santos actuó de modo correcto. Los uribistas quisieron volver “trizas” su programa de gobierno, lograron “ajustes” y considera Pizarro que debieron ser producto de acuerdo pleno entre ambos bandos, no fue así, lo cual considera lamentable.

El lapso examinado por Pizarro es 1978-2018, es decir, cuarenta años y se extiende de Julio César Turbay hasta Santos, se lamentan los percances experimentados por Samper que, según parece, obstaculizaron la consecución de logros importantes, y se reconoce que los éxitos más importantes, en la búsqueda de la paz, corresponden a Uribe, respecto a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y Santos: este último en especial aunque lo conseguido fue una paz imperfecta e incompleta. Santos se impone, en su primer período, a Antanas Mockus y decide alcanzar la paz mediante negociación, lo cual no se obtuvo, pese a concretarse una sesión inaugural, en Oslo (Noruega) en 2012.

El segundo período de Santos es reñido y partió de una derrota inicial frente a Oscar Iván Zuluaga, a quien vence luego en medio de acentuada polarización, fenómeno característico de la política colombiana. Santos deduce lecciones del proceso de paz para aplicarlas al Eln y el 2012 era un momento adecuado para emprender negociaciones cerradas en septiembre 26, 2016 pero en octubre 2, 2017 viene el plebiscito en que se impone el No de modo inesperado.

Santos reforma el acuerdo de paz logrado con las Farc pero no lo hace en entendimiento con los vencedores del No, lo cual es un error. Ha surgido un desacuerdo insalvable con la gestión presidencial de Iván Duque: la aplicación de los protocolos, especialmente de retiro de las negociaciones, acordados entre el Eln y la administración Santos. De un lado se encuentran los gobiernos de Noruega, Cuba, tal vez Venezuela y la administración Santos y del otro el gobierno del presidente Duque con el apoyo de Chile. Se procede a un compás de espera debido a la divergencia de opiniones.