Redoblar ofensiva contra Eln | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Febrero de 2020
  • Más allá de la contención del ‘paro armado’
  • Repensar estrategia en Catatumbo y Arauca

 

Terminó ayer en la madrugada el llamado ‘paro armado’ que adelantó la guerrilla del Eln durante el fin de semana, según lo había anunciado días atrás. La amenaza de una escalada terrorista creó una ola de temor en varias regiones del país, a tal punto que en muchas áreas rurales, por simple prevención, las actividades fueron suspendidas así los subversivos no hubieran hecho presencia física en sus alrededores.

Para el Gobierno y la Fuerza Pública la intentona violenta del grupo alzado en armas no tuvo éxito. El parte dado ayer por el Ministerio de Defensa es concluyente: gracias a la eficacia de las Fuerzas Militares y de Policía, de las 117 “intenciones terroristas” del Eln se logró evitar 94, lo que se calificó como un balance muy positivo. Los 23 actos de violencia que sí se perpetraron se concentraron en Norte de Santander, Cesar, Magdalena y Antioquia. Lamentablemente un suboficial fue asesinado y ocho uniformados más resultaron heridos por atentados o en los operativos de reacción de las tropas oficiales. Fue clave en toda la contención de la amenaza de ‘paro armado’ no solo la puesta en alerta de primer grado de toda la Fuerza Pública para vigilar centros poblados, infraestructura estratégica y unidades castrenses y policiales, sino las labores de inteligencia que permitieron adelantar una treintena de allanamientos en Antioquia, Arauca, Caldas, Nariño y Norte de Santander. Al final de cuentas también se concretaron casi tres decenas de capturas.

Sin embargo, para algunos gobernadores y alcaldes si bien a nivel nacional las cifras muestran que la intención del Eln de parar el país se frustró, es claro que en enclaves como Arauca y Norte de Santander la situación de orden público continúa siendo muy grave desde hace tiempo, pero con niveles cada vez más críticos en los últimos dos años.

En regiones como Catatumbo y una extensa zona de Arauca, en la margen fronteriza con Venezuela, ese grupo guerrillero impone, a sangre y fuego, un peligroso y extendido ‘control territorial’. El involucramiento eleno en narcotráfico, minería criminal, contrabando de madera y combustibles así como  extorsión generalizada, entre otros delitos, ha llegado a tal punto que varios de sus frentes se han convertido en la principal fuente de recursos para sostener toda la organización armada. De igual manera, el desdoblamiento de varias de sus facciones, gracias a tener como retaguardia estratégica el territorio venezolano y la complicidad de las Fuerzas Armadas chavistas, le permitió a esta guerrilla desplazar sustancialmente del Catatumbo a los ‘Pelusos’ e incluso a las disidencias de las Farc que trataron de retomar sus antiguos bastiones en esta convulsionada zona. Hay corregimientos y veredas en donde centenares de atemorizados pobladores permanecen confinados, en tanto que el desplazamiento forzado, en la modalidad de ‘gota a gota’, se volvió un flagelo diario con el que se convive resignadamente.

Tiene razón el Gobierno cuando advierte que si el Eln quiere avanzar hacia una nueva fase de conversaciones de paz debe renunciar al terrorismo, el secuestro y toda afectación a la población civil. Tienen razón todos los sectores nacionales e internacionales que urgieron en las últimas semanas a esa facción insurgente a que dé muestras evidentes de voluntad de paz ahora que el Ejecutivo dejó en claro que la vía del diálogo sigue abierta… Sin embargo, en vista de que el “Comando Central” eleno se ha radicalizado, sobre todo ahora que su alianza con la dictadura venezolana está a la vista de todo el mundo, corresponde al Estado colombiano redoblar la ofensiva militar y policial contra sus frentes, sobre todo en Arauca y Norte de Santander.

Claro que hay que insistir en la captura y extradición de los cabecillas guerrilleros. Y claro, también, que debe seguirse gestionando para que la ONU y la Corte Penal Internacional tomen medidas más fuertes contra la complicidad del chavismo con esa facción terrorista. Todo ello está bien, pero lo más importante es el combate al fortalecimiento del Eln a nivel interno. No hay que llamarse a engaños: las estrategias de los últimos gobiernos para recuperar la preponderancia institucional en amplias regiones de Arauca y Norte de Santander no han dado el resultado esperado pese a todo el valiente y arrojado esfuerzo de las tropas. Las evidencias están a la vista.

De allí que más allá de lo ocurrido en este ‘paro armado’, que afortunadamente fue neutralizado en gran parte por la acción eficaz de las Fuerzas Armadas, sea necesario exigir del Ministerio de Defensa una reformulación de las estrategias en estos dos enclaves fronterizos. Obviamente no es fácil repensar el plan de choque, pero siendo innegable que el Eln se está fortaleciendo allí, se requiere una línea operacional del Estado más decidida y, sobre todo, a la ofensiva. Hay que arrebatarle el territorio a los violentos de una vez por todas.