Edvard Munch, el verdadero autor del mensaje en ‘El Grito’ | El Nuevo Siglo
Las inscripciones añadidas a esta pintura, una de las más importantes del siglo XIX, eran objeto de varias conjeturas, entre ellas, que eran de un espectador en desacuerdo con el concepto del cuadro.
Foto AFP
Lunes, 22 de Febrero de 2021
Redacción Cultura con AFP

Después de más de un siglo de su creación las teorías e incógnitas que evoca El Grito, uno de los cuadros más icónicos y famosos del pintor Edvard Munch, siguen rondando en investigaciones y estudios; y este año una de las tantas creencias fue desmentida.

“Solo pudo haber sido pintado por un loco” es una de las inscripciones añadida a esta pintura que ha sido protagonista de un centenar de libros, tesis, publicaciones en internet, análisis y hoy es el centro de las miradas gracias a un descubrimiento fundamental para el mundo del arte.

Esta misteriosa frase, de la cual se desconocía su autoría, no fue trazada por nadie más que por el propio artista, Edvard Munch, así lo concluyó el Museo Nacional de Noruega esta semana.

Escritas en lápiz, en la esquina izquierda de la parte superior del histórico lienzo, que se ha convertido en un símbolo de angustia existencial, las pocas palabras en noruego han alimentado durante mucho tiempo las conjeturas sobre la identidad de su autor. 

La principal teoría hasta ahora sugería que fueron el legado de un espectador indignado, a principios del siglo XX, por la obra que representa una figura fantasmal con un rostro pálido frente a bóvedas celestes de colores brillantes.

Pero un examen por termografía infrarroja, realizado por el Museo Nacional de Noruega que tiene la versión en cuestión del Grito -Munch (1863-1944), pintó cuatro, llevó a otra conclusión.

“La inscripción es sin ninguna duda de Munch”, dijo la curadora Mai Britt Guleng en un comunicado difundido por el museo este lunes.

“La escritura en sí, así como los eventos que ocurrieron en 1895 cuando Munch mostró la pintura por primera vez en Noruega, apuntan en la misma dirección”, agregó; mostrando así que estas letras son los vestigios que el pintor consignó en su propia obra.

La primera presentación de la obra al público generó ese año críticas y planteó preguntas sobre la salud mental del artista, lo que, según Guleng, posiblemente lo llevó a garabatear en el cuadro.

Pionero del expresionismo, Munch estaba obsesionado por el sentimiento de angustia alimentado por la muerte prematura de sus seres queridos, en particular la de su madre y su hermana Johanne Sophie. En 1908, incluso fue internado temporalmente en un establecimiento psiquiátrico.

Esta versión del Grito fue robada en 1994, el día de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer, unos meses después fue encontrada.

El origen

Bajo las influencias de Van Gogh, el pintor noruego quiso plasmar en esta pieza aquellas tragedias familiares que lo rodeaban en ese entonces y así lo logró con sus visitas a París para conocer la obra de su ídolo. Fue así como el artista supo canalizar las emociones en sus lienzos.

“Paseaba por un sendero con dos amigos, el sol se puso, de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio, sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad, mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza”, se lee en el diario que escribió el artista en 1892, dando cuenta de cómo surgió el concepto de esta pieza indispensable para la historia del arte en el mundo y la más famosa del siglo XIX.