¡La congelación de Texas! | El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Febrero de 2021

* Decisiva geopolítica gasífera

* Lecciones cruciales para Colombia

 

Lo que viene ocurriendo en Texas (Estados Unidos), con la dramática situación del crudo e inédito invierno, es una advertencia que no debe pasarse por alto. Y ante todo permite traer a colación la trascendental geopolítica del gas en el mundo, a la que poco se alude en Colombia.

En efecto, el gas natural es acaso el combustible más estratégico a nivel global. Si bien las energías renovables (solar y eólica, entre otras) vienen tomando importancia por razones ambientales, no es menos cierto que el gas continúa teniendo preponderancia en las canastas energéticas de prácticamente todos los países, incluido el nuestro. De allí que asegurar su oportuno suministro sea una de las altas prioridades geopolíticas.

Por eso no es sorprendente que gran parte de los conflictos en torno a la energía que se libran en distintas latitudes giren en torno a los suministros de gas. Así acontece, por ejemplo, en el Mediterráneo oriental, donde los países costeros libran una dura batalla para reivindicar la soberanía sobre el gas de los ricos yacimientos allí descubiertos. Todavía se recuerdan los duros enfrentamientos que Rusia y Ucrania han tenido en torno a este combustible. Algo similar, en su momento, aconteció entre Argentina y Chile, cuando la primera cortó abruptamente los suministros de gas a la segunda, a pesar de los contratos vigentes que los amparaban. La industria minera de Chile entró en grave emergencia por esa circunstancia. Ahora mismo hay un gran debate entre la Unión Europea y Estados Unidos que se opone a la conclusión del gran gasoducto que debe concretar la conexión entre el viejo continente y Rusia, garantizándole seguridad energética a un sinnúmero de naciones del área. El argumento de los norteamericanos es que con este gasoducto se va a aumentar la dependencia geopolítica de Rusia, pero países como Alemania reivindican su derecho a asegurar su seguridad energética con el suministro proveniente del país de Putin.

En ese orden de ideas, lo que ha sucedido en Texas en los últimos días ilustra patéticamente la importancia estratégica del gas natural. Por razón de las gigantescas heladas que han venido golpeando al sur de Estados Unidos, y muy especialmente a Texas, su sistema eléctrico colapsó. Cerca de tres millones de habitantes de la zona quedaron inesperadamente sin electricidad (ni siquiera para calefacción) pese a ser Texas el Estado que pasa por ser el más rico productor de energía a nivel nacional. Una crisis con muchas implicaciones que, desde luego, no puede solo reducirse a la furtiva evasión del senador texano Ted Cruz a Cancún para escaparse del drástico clima.

La situación fue dramática: la red de trasmisión de energía eléctrica y gas colapsó por las bajas temperaturas. El gobierno Biden debió decretar la emergencia extrema para Texas y éste último cortó abruptamente los suministros de gas a México, que es su gran cliente. Esto llevó a que la crisis se contagiara rápidamente al norte del país manito que depende en alto porcentaje de los suministros gasíferos del estado norteamericano. Tanto la industria como los hogares del norte de la nación azteca vivieron una inesperada penuria energética durante los últimos días.

En Colombia debemos reflexionar muy seriamente sobre estos acontecimientos. Mantener la autosuficiencia en materia de gas debe ser una prioridad casi de seguridad nacional por su indeclinable uso en hogares, industria y termoeléctricas. Sin embargo, las proyecciones internas muestran que en pocos años podemos enfrentar restricciones en el suministro del combustible, a tal punto que las reservas actuales escasamente alcanzan para diez años. La cuenca del mar Caribe (aguas afuera) está mostrando halagüeñas perspectivas gasíferas. Pero hay que desarrollar estas posibilidades con gran empeño. Ecopetrol, en asocio con el capital privado, tiene un papel crucial aquí. Igualmente hay que acabar de evaluar, y si es del caso iniciar, la construcción de la planta de regasificación para importaciones de gas licuado prevista en Buenaventura, complementando la de Cartagena.

La autosuficiencia energética se juega no solo con las políticas ya en marcha para ampliar en la canasta el peso de las energías no convencionales, sino también, y de manera crucial, en preservar la autonomía de Colombia en el terreno gasífero. Al menos esa es la lección que se deriva de la abrupta desconexión entre Texas y el norte de México.