Violencia y odios son incompatibles con las religiones: Francisco | El Nuevo Siglo
EN medio de fuertes medidas de seguridad y estrictos protocolos sanitarios fue recibido por el presidente de Irak Barham Saleh, el papa Francisco
Foto presidencia iraquí
Viernes, 5 de Marzo de 2021
Redacción internacional

CONTUNDENTES palabras para dirigentes políticos nacionales, de algunos gobiernos occidentales, los cristianos, la población indefensa así como para los que en “nombre” de una religión promueven la violencia y el odio tuvo el papa Francisco al iniciar su histórica visita de cuatro días a Irak.

Tras arribar en horas de la tarde al aeropuerto de Bagdad, donde en medio de fuertes medidas de seguridad y protocolos sanitarios fue recibido por el presidente Barham Saleh, el Santo Padre sostuvo un primer encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en un salón del Palacio Presidencial de Bagdad donde clamó contra  "la violencia", "los extremismos", "las facciones" y "las intolerancias" e instó a reconstruir el país, un mosaico de culturas que ha sido asolado durante años por la guerra y el terrorismo yihadista, desde la "discusión franca y sincera".

De esta forma también instó a los políticos a "combatir la plaga de la corrupción, los abusos de poder y la ilegalidad", grandes problemas que impiden el buen funcionamiento del país.

Insistió, igualmente, en la necesidad de "edificar la justicia, que crezca la honestidad y la transparencia, y que se refuercen las instituciones competentes" para lo que consideró se debe desarrollar “una política sana, capaz de ofrecer a todos, especialmente a los jóvenes, tan numerosos en este país, la esperanza de un futuro mejor".

A renglón seguido se refirió a las injerencias extranjeras en este país, la antigua Mesopotamia. Así, el papa argentino llamó a las "naciones" a no imponer sus "intereses políticos o ideológicos" en Irak. "Que cesen los intereses particulares, esos intereses externos que son indiferentes a la población local", sostuvo.

En su alocución también recordó a todos los que "a causa de la violencia, de la persecución y del terrorismo han perdido familiares y seres queridos, casa y bienes esenciales", pero de igual forma a toda la gente "que lucha cada día buscando seguridad y medios para seguir adelante, mientras que aumenta la desocupación y la pobreza".

Igualmente, ha pedido que se dé voz "a los pequeños, a los pobres, a la gente sencilla, que quiere vivir, trabajar y rezar en paz" tras elogiar los esfuerzos que está realizando el país para tratar de poner las bases de una sociedad democrática.



A este respecto, ha señalado que es fundamental que "ninguno sea considerado ciudadano de segunda clase", en un claro apoyo a las minorías étnicas y religiosas que conviven en Irak.

De hecho, recordó  en particular a los yazidíes, "víctimas inocentes de una barbarie insensata y deshumana, perseguidos y asesinados a causa de sus creencias religiosas, cuya propia identidad y supervivencia se han puesto en peligro".

En un análisis de la historia reciente del país, el Papa ha recordado que Irak ha sufrido los desastres de las guerras, el flagelo del terrorismo y conflictos sectarios basados a menudo "en un fundamentalismo que no puede aceptar la pacífica convivencia de varios grupos étnicos y religiosos, de ideas y culturas diversas".

"Todo esto ha traído muerte, destrucción, ruinas todavía visibles, y no sólo a nivel material: los daños son aún más profundos si se piensa en las heridas del corazón de muchas personas y comunidades, que necesitarán años para sanar", manifestó.

El Pontífice también llamó la atención del papel que la comunidad internacional tiene en la promoción de la paz en esta tierra y en todo el Oriente Medio: "Como hemos visto durante el largo conflicto en la vecina nación de Siria -de cuyo inicio se cumplen en estos días ya diez años-, los desafíos interpelan cada vez más a toda la familia humana".

Para el Papa, Irak está llamado "a mostrar a todos, especialmente en Oriente Medio, que las diferencias, más que dar lugar a conflictos, deben cooperar armónicamente en la vida civil".

En este sentido, ha encomiado las labores humanitarias de las agencias también católicas que dan asistencia a los refugiados, a los desplazados internos y a quienes tienen dificultades para regresar a sus propias casas, facilitando en el país comida, agua, viviendas, atención médica y de salud, como también programas orientados a la reconciliación y a la construcción de la paz.

Así, ha instado a la comunidad internacional a no retirar su apoyo sino a seguir trabajando "con espíritu de responsabilidad común con las Autoridades locales, sin imponer intereses políticos o ideológicos".

Los mártires de la Catedral

El segundo acto de esta tan inédita como peligrosa visita papal, Francisco se dirigió a obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas y catequistas que se congregaron en la siro-católica de 'Nuestra Señora de la Salvación' en Bagdad, de ingrata recordación por el ataque extremista de que fue objeto el 31 de octubre de 2010 y que segó la vida de 53 cristianos, entre ellos los sacerdotes Thair y Wasim.

Para el Papa, estas personas son mártires y "recuerdan con fuerza que la incitación a la guerra, las actitudes de odio, la violencia y el derramamiento de sangre son incompatibles con las enseñanzas religiosas”.

Señaló que "el odio, la violencia y el derramamiento de sangre" son "incompatibles" con las religiones, al tiempo que reivindicó a todas las víctimas "de la violencia y las persecuciones, pertenecientes a cualquier comunidad  religiosa”.



La catedral de Bagdad está llena de símbolos en recuerdo de los cristianos asesinados en 2010. Por ejemplo, un camino de baldosas señala el lugar donde cayeron asesinados y sus nombres están grabados en las paredes. Francisco quiso mostrar su cercanía y apoyo a la comunidad cristiana iraquí a la que dijo: “Sabemos qué fácil es contagiarnos del virus del desaliento que a menudo parece difundirse a nuestro alrededor. Sin embargo, el Señor nos ha dado una vacuna eficaz contra este terrible virus que es la esperanza que nace de la oración perseverante y de la fidelidad cotidiana a nuestro apostolado. Con esta vacuna podemos seguir adelante con energía siempre nueva, para compartir la alegría del Evangelio, como discípulos misioneros y signos vivos de la presencia del Reino de Dios, Reino de santidad, de justicia y de paz”.

De esta forma hizo hincapié en que el amor de Cristo pide "dejar de lado todo tipo de egocentrismo y rivalidad” a que "impulsa a la comunión universal" y llama a formar "una comunidad de hermanos y hermanas que se cuidan unos a otros”.

En la parte final de su intervención, el Papa deseó que todos los líderes religiosos proclamen al unísono su "convicción de que la religión debe servir a la causa de la paz y de la unidad entre todos los hijos de Dios". A su juicio, la riqueza de Irak son sobre todo sus jóvenes, cuya "paciencia ya ha sido puesta a prueba  duramente por los conflictos de estos años”.

Por último, apostó por la unidad de las diferentes iglesias cristianas presentes en el país, pues todo esfuerzo que se realice para construir puentes entre la comunidad y las instituciones eclesiales, parroquiales y diocesanas servirá como gesto profético de la Iglesia en Irak”.

Así concluyó el primer día del penitente peregrinaje de Francisco en ese convulso país y hoy iniciará la etapa más espiritual de su visita. Viajará a la ciudad santa de Nayaf, en el sur del país, donde lo aguarda el  gran ayatolá Alí Sistani, con quien dará un nuevo y trascendental paso ecuménico. Horas después se dirigirá a Ur, la tierra natal de Abraham, pilar de las tres religiones monoteístas, donde protagonizará una oración con representantes chiitas, sunitas, yazidíes y sabeos.