FMI: crecimiento de economía de EU es sólido | El Nuevo Siglo
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Jueves, 21 de Marzo de 2019
Agence France Presse

El Fondo Monetario Internacional (FMI) consideró que las perspectivas de la economía estadounidense siguen siendo buenas, un día después de que la Reserva Federal (FED) revisara a la baja sus proyecciones de crecimiento.

“Creemos que las perspectivas para la economía estadounidense son sólidas con una tasa de desempleo históricamente baja, altos niveles de confianza de las empresas y de los hogares”, declaró Gerry Rice, portavoz del FMI, durante una rueda de prensa.

La institución con sede en Washington publicará el 9 de abril sus nuevas previsiones de crecimiento para la economía mundial.

“Tendremos más cosas que decir sobre la economía estadounidense” en ese momento, añadió Rice, precisando que el FMI también publicará informes centrados en el comercio y en los aranceles.

Estados Unidos emprendió una guerra comercial con China el año pasado, y en los últimos ocho meses las dos primeras potencias mundiales se infligieron mutuamente aranceles sobre miles de millones de bienes importados.

Conflicto

El FMI y muchos analistas alertaron sobre las consecuencias negativas de ese conflicto para la economía mundial, cuya dinámica depende en gran medida de los intercambios comerciales.

El miércoles la FED anunció una previsión de crecimiento del 2,1% para 2019, dos décimas menos que en sus estimaciones de diciembre.

El FMI anticipa, por su parte, un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense del 2,5% este año.

Intereses

La FED decidió mantener las tasas de interés sin cambios este año ante la ralentización del crecimiento y la ausencia de una fuerte inflación en Estados Unidos.

Las tasas de interés se mantendrán entre 2,25% y 2,5% en 2019, según las proyecciones de los miembros del banco central desveladas este miércoles tras una reunión de política monetaria de la institución.

En diciembre, el banco central, optimista sobre el vigor del crecimiento y la inflación, preveía subir dos veces las tasas de interés en un cuarto de punto porcentual (0,25%) en 2019.

Pero la FED anticipa ahora un crecimiento de 2,1% para 2019 en lugar del 2,3% previsto en diciembre, y vaticina una inflación más baja (1,8%) de la que anunciaba hace tres meses (1,9%).

Según un comunicado del organismo, datos recientes muestran que en el primer trimestre del año un crecimiento más débil del gasto de los hogares, tradicional motor de la economía estadounidense, y de las inversiones.

La decisión de la FED, más drástica de lo que anticipaban muchos analistas, refleja la actitud precavida del banco central ante la evolución de la coyuntura económica y tensiones internacionales como el Brexit o la disputa comercial entre Estados Unidos y China.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, justificó la decisión de no alterar las tasas de interés. “Puede pasar bastante tiempo antes de que las perspectivas de empleo y de inflación animen claramente a un cambio de política”, declaró.

“Es un momento excelente para mostrarse paciente”, dijo Powell, que afirmó que su institución no veía “grandes señales de vulnerabilidad para la estabilidad financiera”.

Respecto al crecimiento estadounidense en 2019, el banco central estadounidense se muestra menos optimista que la Casa Blanca, que anticipa una expansión del 3,2%.

La Reserva Federal vaticina además una subida del desempleo del 3,5% de 2018 a un 3,7% este año.

Reducción de activos

En otro anuncio esperado por los mercados, el banco central anunció que, a partir de septiembre, reducirá el ritmo de cesión de su cartera de bonos del Tesoro que había adquirido durante la crisis iniciada en 2008 para sostener la economía.

La institución cederá sus títulos de deuda a un ritmo de 15.000 millones de dólares al mes a partir de mayo, en lugar de los actuales 30.000 millones mensuales.

Para apuntalar la recuperación post-crisis, la Reserva Federal había comprado una gran cantidad de bonos del Tesoro y de títulos respaldados por hipotecas (MBS) que aumentaron su balance, que alcanza ahora los cuatro billones de dólares.

El proceso de reducción de esos activos agitó a los mercados que temían que, al invertir menos en los bonos del Tesoro, la FED hiciera subir indirectamente las tasas de interés.