Una Semana Santa biosegura | El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Marzo de 2021

* Gobierno debe tomar medidas efectivas

* Las lecciones aprendidas de diciembre

 

Las alertas dadas por las autoridades sanitarias a nivel nacional, departamental y municipal en torno al aumento de los casos de contagios y muertes por el covid-19 en los últimos días, constituyen un campanazo frente a las medidas de precaución a implementar ahora que está a punto de comenzar la Semana Santa, pues estamos ad-portas del Domingo de Ramos. De hecho, no pocos epidemiólogos y expertos en salud pública han pedido acelerar la toma de decisiones en la materia debido a que una de las principales celebraciones del catolicismo tuvo como antesala el puente festivo que culmina hoy, precisamente en momentos que la tendencia decreciente de la pandemia -con que se venía desde finales de enero-comenzó a revertirse y prender otra vez las alarmas.

Si bien aún es muy temprano para señalar que el país se encamina a una tercera ola de infecciones y decesos por el coronavirus, es claro que se requiere actuar con firmeza y celeridad para evitar un nuevo pico epidemiológico o, al menos, contener su gravedad e impacto. No hay que olvidar que el registrado a finales de diciembre y las tres primeras semanas de enero fue el más crítico en volumen de contagios y saldo fatal, incluso con las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) al borde del colapso en varias ciudades.

Según los expertos, de entonces a hoy, la situación ha cambiado en algunos asuntos clave. Por ejemplo, el regreso paulatino de los estudiantes de primaria, secundaria y educación superior a las clases presenciales, ha aumentado de forma sustancial la cantidad de personas circulando por espacios públicos y redes de transporte. De igual manera, si bien desde mediados de febrero Colombia empezó la vacunación masiva, a hoy no se llega a 1,3 millones de personas inoculadas y el país se encuentra muy lejos de la meta mínima de los 35 millones de compatriotas con el biológico ya aplicado, que se considera la cifra poblacional base para que se establezca la llamada “inmunidad de rebaño”, en donde disminuye sustancialmente el riesgo y la velocidad de contagio, dejando atrás el escenario pandémico. Según el cronograma del Plan Nacional de Vacunación esto solo se lograría avanzado el segundo semestre.

Incluso, lo que está ocurriendo en Italia, Francia o Chile, países con mayor porcentaje de vacunación que Colombia, pero que ante el aumento de contagios volvieron por estos días a establecer cuarentenas y otras restricciones, es una muestra clara de que no se puede bajar la guardia en ningún momento de esta crisis sanitaria.

Visto todo lo anterior, como lo advertimos hace dos semanas en estas páginas, cuando la curva epidemiológica continuaba a la baja, es urgente establecer las medidas de precaución para evitar que los actos religiosos de Semana Santa así como la temporada turística y vacacional asociada, se terminen convirtiendo en un disparador de la pandemia, como ya ocurrió con la indisciplina social y el relajamiento de las medidas de bioseguridad durante las festividades decembrinas y de cambio de año.

Como se informó días atrás en este Diario, tras un diálogo proactivo entre el Gobierno nacional y la Conferencia Episcopal Colombiana, ya se determinó que durante los días santos no se realizarán las tradicionales procesiones y en las iglesias tampoco se permitirá aglomeración de fieles, por lo que funcionarán con aforo reducido y exigencia estricta de los protocolos de bioseguridad. Es más, la invitación del Vaticano y la cúpula eclesiástica nacional es a seguir, desde la intimidad y seguridad del hogar y por canales digitales y medios de comunicación, las celebraciones litúrgicas.

Todavía no se sabe si habrá restricciones adicionales a las actividades turísticas o al flujo de viajeros en algunas zonas. El Gobierno nacional señaló que serán los alcaldes y gobernadores los llamados a adoptarlas según la situación epidemiológica en su jurisdicción. Si bien resulta entendible el llamado de distintos sectores productivos a que no se establezcan cuarentenas, ‘pico y cédula’, toques de queda y otras limitaciones a la movilidad social y la industria de bienes, productos y servicios que más se mueve en Semana Santa, no es momento de tomar riesgos y menos cuando hay de por medio el peligro de pérdida de más vidas.

En algunos países latinoamericanos y de otras latitudes ya se adoptaron medidas de cara a garantizar una Semana Santa biosegura en medio de la emergencia sanitaria. En Colombia se espera que esta semana, por fin, se dé un paso en ese sentido. Como se dijo en editorial anterior: las lecciones aprendidas de lo ocurrido en diciembre y su fatal consecuencia en enero no se pueden quedar en el aire. Se reitera: no es momento para arriesgarse o confiarse, la pandemia sigue y cobra vidas todos los días.