El “valor” del agua | El Nuevo Siglo
Lunes, 22 de Marzo de 2021

* Nuevo esquema para su defensa y gobernanza

* Cambios cualitativos en estrategia colombiana

 

Si bien la crisis global por la pandemia se convirtió en el último año en el asunto de mayor preocupación de la humanidad, hay otras problemáticas que han ido creciendo de forma paralela. Una de ellas, y quizá la más obvia, es la profundización del cambio climático y sus nefastas consecuencias. Y otra, no tan visible pero igualmente alarmante, es la referente al aumento de la escasez y la dificultad para el acceso al agua. De hecho, los datos de la ONU señalan que una de cada tres personas en el planeta sobrevive sin agua potable, en tanto que alrededor de cuatro mil millones experimentan una grave deficiencia del vital líquido durante al menos un mes del año.

Incluso, en medio de la emergencia por la pandemia poco eco se le dio a una noticia que en una situación medianamente normal hubiera dado para múltiples análisis: a finales de 2020 el agua se comenzó a cotizar como un bien transable en el mercado de futuros de materias primas de Wall Street. Es decir, que se convierte en un recurso negociable en las ruedas de capitales de todo el mundo, como el petróleo, el oro, alimentos, materias primas y nichos de bienes, productos y servicios.

Los defensores de convertir el agua en un recurso transable en los mercados bursátiles indicaron que ello permitía recalcar su estatus de bien estratégico y, por ende, obligar a los países y gobiernos a redoblar sus políticas de protección y preservación del vital líquido, incluso bajo el concepto de “soberanía hídrica”, impulsando así y de forma contundente la instauración de estrategias de desarrollo sostenible y cuidado medioambiental. Sin embargo, no faltaron los analistas que trajeron a colación previsiones cuasi apocalípticas según las cuales en pocas décadas las guerras y los pulsos geopolíticos tendrán como principal causa el dominio y acceso a las reservas hídricas.

En ese orden de ideas, el informe mundial sobre el estado del agua dado a conocer ayer insistió en la urgencia de “valorar” este recurso vital en sus múltiples y complejas dimensiones, al tiempo que enfatizó sobre la necesidad de mejorar la gestión de los recursos hídricos. Se destacó, igualmente, que reconocer, medir y expresar el valor del agua e incorporarlo en la toma de decisiones públicas y privadas son pasos fundamentales para lograr una gestión eficaz y equitativa de los recursos hídricos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hacia 2030.

Así, lo más importante de la edición 2021 del informe de la ONU, bautizado "Valoración del agua", es que se proyecta un nuevo marco metodológico en cuanto a la preservación de este recurso bajo cinco perspectivas interrelacionadas: valorar las fuentes de agua, los recursos hídricos in situ y los ecosistemas; valorar la infraestructura para el almacenamiento, uso, reutilización o aumento del suministro; valorar los servicios de agua, principalmente la potable, saneamiento y aspectos relacionados con la salud humana; valorar el vital líquido como insumo para la producción y la actividad socioeconómica en cuanto a la alimentación, agricultura, energía,  industria, empresas y empleo; y otros valores socioculturales del agua, incluidos los atributos recreativos, culturales y espirituales. 

Colombia es una potencia hídrica pero lamentablemente no ha sabido preservar ni valorar, bajo ese concepto multidimensional y moderno que planteó ayer Naciones Unidas con ocasión del Día Mundial del Agua, este recurso. Sin embargo, en los últimos años la imperiosa necesidad de ajustar las políticas estatales, nacionales, regionales y locales al respecto ha permitido dar un salto cualitativo, empezando por la importancia estratégica que se le reconoce ahora al líquido vital en los Planes Nacionales de Desarrollo, los Objetivos del Milenio, los ODS, la estrategia de superación de la pobreza y el combate al cambio climático. No solo se profundizó e hizo más integral el Estudio Nacional del Agua y otra serie de investigaciones más puntuales sobre nodos ecosistémicos y amenazas (humedales, páramos, ríos, océanos, fuentes subterráneas, costas, manglares, corales, glaciares…), sino que, como lo referenciamos en un informe publicado ayer, hasta la propia Comisión de Sabios urgió hace dos años dimensionar el potencial hídrico en un capítulo denominado “Colombia, la oportunidad del agua: dos océanos y un mar de ríos y aguas subterráneas”. También ha sido clave que dentro de la Política de Defensa y Seguridad se elevó el estatus del agua, la biodiversidad y el medio ambiente a asuntos de “interés nacional principal y prevalente”, al tiempo que se relanzó el Consejo Nacional del Agua como ente rector al respecto.

Así las cosas, sería interesante que Colombia aborde proactivamente el enfoque establecido en el informe de la ONU y proyecte un diagnóstico y un plan de acción a corto, mediano y largo plazos, generando un nuevo esquema de defensa y gobernanza del agua.