Tras un largo proceso que se tramitó en el Congreso de la República durante los últimos tres años, el pasado 8 de febrero fue sancionada, por el Presidente de la República, la Ley Orgánica número 2199 de 2022, “por medio de la cual se desarrolla el Artículo 325 de la Constitución política y se expide el régimen especial de la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca”.
No obstante, aún falta camino por recorrer para que este proyecto de integración se materialice, puesto que el Concejo de Bogotá deberá aprobar el ingreso de la capital colombiana.
Así, y dándole inicio a este nuevo y último capítulo del recorrido que ha tenido la Región, la Secretaría de Gobierno, en cabeza de su secretario, Felipe Jiménez, radicó ante dicha corporación el proyecto de Acuerdo para darle trámite a este último paso.
“En esta zona se concentra más del 20% de la población colombiana, con un estimado de 10 millones de habitantes, que representa más del 31,6% del Producto Interno Bruto del país, razón por la cual este proyecto es de vital importancia no solo para el desarrollo de los municipios del departamento de Cundinamarca sino para la propia capital", afirmó ayer alrededor del mediodía el Secretario de Gobierno de Bogotá.
El análisis de este paso
Este último paso plantea una pregunta: además de entender en qué consistirá el trámite en el Concejo y qué es lo que deberán tramitar los 45 concejales, ¿qué sentido tiene sobre una Ley de la República ya sancionada?
Con relación al primer interrogante, el concejal Diego Cancino, de la Alianza Verde, le explicó a EL NUEVO SIGLO que el Concejo deberá votar si la ciudad de Bogotá se adhiere a la nueva figura de una Región Metropolitana “tal y como está planteada tanto en la Ley como en la reforma a la Constitución que se hizo. La ley lo que dispone es que cada municipio o ciudad determine si se adhiere o no, en este caso a una figura como esta. Y quien decide eso es el Concejo de Bogotá. Este es, quizás, el proyecto más importante al que le daremos discusión este año”, precisó.
El sentido de este trámite
Con relación al segundo aspecto, el concejal Cancino, uno de los miembros de la corporación más críticos con relación a la confección, y por consiguiente a las características, que tiene la figura de la Región Metropolitana, comentó: “Decidieron cómo sería dicha región y la pusieron por encima de nosotros. Es muy raro que ya hay una ley que nos impone una Región Metropolitana y después nos dicen a nosotros que la aprobemos o no. Si no aprobáramos, ¿qué pasaría? Nada. ¿Tu cuándo has visto esto? Esto es absolutamente inédito y surreal. Típico de una película de Luis Buñuel”, precisó el concejal quien añadió que, en un acto de sensatez, el Concejo podría tener una postura así:
“Claro que se necesita una región que articule a Bogotá con Cundinamarca alrededor de una visión compartida, claro que sí, pero no esa. Esa en donde, por ejemplo, no sabemos qué pasará con el volteo de tierras; esa en donde hay una cantidad de intereses políticos; esa en donde se dinamita, en muchos casos, la autonomía territorial; esa en donde no se toca a la Corporación Autónoma Regional (CAR), que es el principal poder de corrupción de la región y ya lo podemos decir así porque ya destituyeron a Mota. Necesitamos una región que articule, pero no esta”, finalizó diciendo.
A este respecto, el concejal del Polo Carlos Carrillo dijo que la forma en la que se tramitó esta Ley en el Congreso de la República fue una arbitrariedad, en cuanto a que la Constitución pedía, para la conformación de áreas metropolitanas, una consulta popular “y lo que hizo Juanita Goebertus fue cambiar, mediante un acto legislativo, la Constitución para quitar la consulta popular. Le quitaron ese requisito sine qua non a la creación de un área metropolitana, cualquier área metropolitana del país”, le indicó a EL NUEVO SIGLO el concejal Carrillo.
Advirtió, además, que si el Concejo de Bogotá decidiera decirle NO a la Región Metropolitana, “pues esta misma no tendría a la capital. Es así de sencillo. Puede que esté aprobada la ley de la República para crear esa asociatividad, pero cada municipio, a través de la democracia representativa, puede decidir si sí entra o si no lo hace. Y yo estoy absolutamente seguro de que el Concejo la va a pasar como ha pasado todo. La Alcaldía va a mover su aparato para aprobar esto como sea”, comentó el concejal Carrillo.
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Un contrapeso
Por su parte, con relación a este tema, el cabildante del Partido Conservador Nelson Cubides añadió que esta acción que emprenderá el Concejo es un contrapeso de poder que quedó contemplado en la ley y que permite que sean estas corporaciones las que desarrollen la norma de la aplicación de las regiones metropolitanas. “La ley permite un contrapeso y ese contrapeso lo da el Concejo de Bogotá en una forma de equilibrio de poder”.
Y por último, con relación al ambiente que podría haber en la corporación frente a este tema, el concejal Cubides añadió a este medio de comunicación que todo va a depender de lo que esté incorporado el proyecto, que por lo que les han indicado tiene solamente dos artículos, “y eso es tan general que seguramente abrirá el debate de cuáles van a ser las competencias y delegaciones que se le darán al gobierno”.
Añadió, por consiguiente, que “parece que hay un buen ambiente para discutirlo y creo que el reglamento ya tiene las condiciones para que no caigamos en el mismo error en el que caímos cuando se discutió el Plan de Ordenamiento Territorial. Creo que hay toda la disposición pero hay que ver qué ocurre, de qué se trata y cuáles son los artículos que se están presentando”.
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El ABC de la Región Metropolitana
Como lo expuso la Secretaría de Gobierno, la Región Metropolitana establece herramientas para solucionar de manera conjunta asuntos comunes o de hechos metropolitanos que requieren de esfuerzos de análisis, de planeación, administrativos y, sobre todo, financieros.
Así mismo, permite el uso más eficiente de los recursos públicos entre actores públicos y privados en aspectos territoriales, ambientales, económicos, de servicios públicos y de movilidad y transporte.
Además, tiene como finalidad garantizar la formulación y ejecución de políticas públicas, planes, programas y proyectos de desarrollo sostenible que beneficien a Bogotá y sus municipios vecinos; así como la prestación oportuna y eficiente de los servicios que promuevan la equidad, el cierre de brechas entre los territorios y la ejecución de obras de interés regional.
Los nueve principios que regirán el funcionamiento de la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca son: autonomía regional; sostenibilidad; convergencia socioeconómica; pluralidad; identidad regional; gradualidad; economía y buen gobierno; especialidad; y participación.
El Distrito y la Gobernación de Cundinamarca adelantaron en el último año cerca de 70 espacios de participación en los que se recibieron más de seis mil propuestas para la construcción del articulado del proyecto de la Ley Orgánica.