Los picos de la pandemia | El Nuevo Siglo
Lunes, 12 de Abril de 2021

Al observar la trayectoria de la curva de contagios del Covid-19 en Colombia durante el año de pandemia, así como sobre la probable tendencia que de la misma hizo el INS para la tercera ola, resalta la coincidencia de los picos de contagio con los tradicionales picos de consumo, los cuales están relacionados con épocas festivas, celebraciones o periodos de descanso y vacaciones. Es decir, lo que en la normalidad se consideran fechas fuertemente orientadas al estímulo del consumo masivo, factor esencial del ritmo y reactivación de la economía. Sin embargo, pese a que las medidas restrictivas con aislamiento, horarios y protocolos de bioseguridad se han ido afinando y focalizando, un año después se sigue evidenciando la coincidencia de los picos. Por ejemplo, Semana Santa.

Más allá del fundamental debate de si primero la economía o la salud al que me he referido antes en esta columna, resulta pertinente preguntarse ¿por qué persiste esta correlación? ¿Será posible lograr altos niveles de consumo y mantener a la vez bajas tasas de contagio, mientras se logra la inmunidad de rebaño con vacunación?

Los estudios muestran que el riesgo de contagio aumenta en condiciones asociadas con actividades que implican aglomeración, sitios cerrados o con mala ventilación, larga permanencia en el lugar, y retiro del tapabocas para hablar, beber o comer; pues el medio de contagio son aerosoles. Por ello, las restricciones se centran en medidas de distanciamiento físico que en los picos se traducen en cuarentenas y restricciones a la movilidad. Además, hay que tener en cuenta que Colombia ha sido uno de los países en donde más se ha hecho énfasis en estas medidas y con mayor duración.

Sin embargo, a esta altura de la pandemia tras el desgaste generalizado y el aumento de las necesidades, pareciera que se estuviera fijando el énfasis en las medidas de autocuidado. Es decir, en manos de los ciudadanos que sin duda tenemos el deber y la responsabilidad, y que un su mayoría hemos respondido. Pero, que no ha resultado suficiente para evitar los picos de contagio.

No se pueden desconocer las desigualdades socioeconómicas que tienen claro efecto en la forma como las personas llevan la pandemia y las restricciones. En un país con altísima informalidad para la generación de ingresos de subsistencia, este tipo de medidas tienden a agravar dichas desigualdades. La pandemia es global, pero su gestión es local. Ahora parece necesario fijarse más en los contextos y la trasformación de las formas de consumo que se incentivan y que seguirán en la post-pandemia. Ello supone acciones multinivel para lograr, por ejemplo, acceder en igualdad de condiciones a través de la virtualidad a distintos servicios como la educación o el consumo de más bienes; o contar con un espacio público adecuado a múltiples y seguras actividades de movilidad y encuentro.

Llevar a que personas cumplan reglas de convivencia y a la vez accedan al consumo de bienes y servicios, así como al ejercicio de sus libertades en medio de las restricciones por la pandemia, implica adaptar las medidas a los propios contextos socioculturales y económicos, armonizando salud pública, consumo y ciudadanía.

@Fer_GuzmanR