¿Cuál es la diferencia entre crimen organizado y terrorismo? | El Nuevo Siglo
INTUITIVAMENTE los terroristas buscan objetivos políticos o sociales, en tanto el crimen organizado busca obtener ganancias de actividades ilícitas
Foto archivo Anadolu
Domingo, 18 de Abril de 2021
Pablo Uribe Ruan

Cuántas veces el crimen organizado ha dominado un territorio, borracho de poder y con el regocijo que trae la aceptación de los gobernados -casi todos, por miedo o respeto, lo legitiman-. ¿Vale la pena repetir las mismas conclusiones de Aureliano “es que no llega la pensión, no llega el Estado” y negar, otra vez, que en América Latina, o en casi toda ella, el territorio no le pertenece a una sola entidad? Monopolio no hay, sí. Y por eso hay otros modelos que, ilegítimos y violentos, también gobiernan, dominan y explotan territorios, y se disputan el control de regiones con estados petroleros y agricultores como México.

Según el jefe del Comando Norte de Estados Unidos, Glen Van Herck, en alrededor del 30 al 35 por ciento de México hay organizaciones del crimen transnacional. “Áreas ingobernables”, las denomina. Lo que, en realidad, es un oxímoron: son regiones, en muchas cosas, gobernables, pero por otros. Aceptar que existe esa gobernabilidad, por cierto, es el dilema ético y político. Éticamente, para muchos, el crimen no gobierna, sólo mata. Pero se acepta, creo, lo importante: hay una estructura criminal, que, además, es organizada.  

El crimen organizado ocupa una zona gris entre el "crimen común" y la violencia política. Aparte de ser el responsable de producir las tasas más altas de homicidios a nivel mundial (52,02%) -más que Siria- ¿qué es el crimen organizado? “Su objetivo es ejercer influencia indirecta sobre las autoridades estatales para poder realizar sus negocios y continuar obteniendo ganancias ilícitas”, explica Stathis Kalyvas, teórico de violencia política en la Universidad de Oxford. Igual que otros tipos de violencia política, como el genocidio y el terrorismo, el crimen organizado es un concepto ambiguo. El sociólogo Peter Reuter ofrece la definición más aceptada: “es un fenómeno que comprende jerárquicamente organizar grupos de criminales con la capacidad de utilizar la violencia, o la amenaza de ella, para la adquisición o defender el control de los mercados ilegales para extraer beneficios económicos de ellos”.

Estos grupos, como los alzados en armas, terminan siendo una forma competitiva de construcción del Estado. Hacen uso deliberado de la violencia contra agentes del Estado y autoridades políticas. No sólo los ataca para defender territorios y, por lo tanto, ganancias, sino que también buscan obtener resultados políticos, como cambiar políticas tomadas por los estados: órdenes de captura y acuerdos legales y políticos, por ejemplo. Algunos, por eso, los llaman “agrupaciones políticas criminales” teóricamente, aunque esto implica consecuencias legales; la intención, aquí, no es discutir su valoración jurídica. El objetivo es, en cambio, entender qué significa el crimen organizado y ver, también, que no es. No es, por ejemplo, lo mismo que un grupo alzado en armas -subversivo- porque “carece de agenda política y no está interesado en derribar el gobierno”, dice Kalyvas. Pero su actividad tiene implicaciones políticas: emplea la gobernanza criminal y, en consecuencia, el Estado, casi siempre, lo enfrenta.

Su organización y control territorial son dos componentes que muestran similitudes entre grupos insurgentes y terroristas. El crimen organizado, como los insurgentes, deben reclutar, capacitar, monitorear, recompensar y sancionar a las personas, ofreciendo niveles de cohesión y efectividad en las zonas de gobernanza criminal. Estas tareas implican control territorial y monopolio. Debido al ejercicio del poder, proporciona servicios y bienes e incluso justicia en América Latina, África y el sur de Asia. Puede, además, obtener ganancias fácilmente mediante la realización de actividades ilegales (tráfico de drogas, minería ilegal, madera ilegal). Estas actividades no siempre se pueden realizar, ya que el crimen organizado se enfrenta a campañas de aplicación de la ley o amenazas de grupos rivales al buscar dominar  el territorio. En México, por ejemplo, el Cartel de Michoacán se enfrenta tanto al gobierno mexicano como a nuevos rivales como Los Zetas, que pretenden romper su monopolio territorial. A medida que los grupos organizados ven un aumento de las amenazas, usan estrategias más violentas y, por tanto, las guerras territoriales se vuelven más comunes (Osorio, 2013). 

Las ganancias definen las motivaciones del crimen organizado. Sin embargo, el lucro no significa la ausencia de identidad, que es una característica clave para mejorar la cohesión y la eficacia del grupo. Sirve, por ejemplo, como una forma de elaborar la inducción grupal (Gambetta, 1996). Es importante decir que a pesar de que las ganancias son la razón principal para unirse a estas estructuras, la idea de pertenecer a una estructura criminal y las posibilidades de ser popular en una comunidad también impulsan a los nuevos integrantes.

No es terrorismo

Son diferentes el crimen organizado y el terrorismo. Intuitivamente, los terroristas buscan objetivos políticos o sociales, en tanto el crimen organizado busca obtener ganancias de actividades ilícitas. Aunque parezca que una tipología lleva a la otra, cada término es propio y significa elementos distintos. El crimen organizado, además, no intenta amenazar a una gran audiencia a través de sus operaciones, aunque algunas grupos organizados usen tácticas terroristas y pretendan emplear la intimidación, pero esta no es su objetivo central. Al Qaida no es lo mismo que el Cartel del Golfo.

México tiene hoy más de la tercera parte de su territorio gobernado por el crimen organizado o en disputa entre éste y el Estado. La producción y comercialización de drogas le proporciona una estabilidad económica para ejercer la gobernanza criminal, pero esta discusión -que debe seguir- es simplemente una de muchas dentro de la relación Estado, crimen organizado y gobernanza. Para comenzar, vale la entender qué es el crimen organizado y qué no es, y evitar, entonces, confundir diferentes categorías de violencia política, insurgencia y terrorismo, por ejemplo, con crimen organizado.

*Candidato a MPhill en la Universidad de Oxford y colaborador de este medio desde Europa.

@UribeRuan