El relevo en Castrolandia | El Nuevo Siglo
Martes, 24 de Abril de 2018

Fidel Castro y otros guerrilleros entraron a La Habana el 2 de enero de 1959 y se estableció un régimen marxista-leninista, al que se opuso, entre otros, Camilo Cienfuegos que murió en un “accidente” aéreo. Las cárceles (Gulag del tipo soviético) se llenaron de prisioneros políticos y varios millares fueron fusilados sin juicio previo. Se produjo una emigración masiva que con el paso de los años llegó a dos millones y medio de personas. En 2003, Montaner decía que, para aquella época, en Cuba había habido 18 mil fusilados y 120 mil presos políticos. Medidas de Castro contra los intereses estadounidenses llevaron a Eisenhower a imponer en octubre de 1960 un bloqueo económico y a romper con Cuba en 1961. En abril de ese año se frustró el desembarco en Bahía Cochinos y Castro viró definitivamente hacia la Unión Soviética y estableció un régimen calcado del estalinismo.

Ese viraje y la intervención descarada en asuntos internos de Venezuela ocasionaron que en enero de 1962 Cuba fuera expulsada de la OEA (fue readmitida en 2009). En octubre de ese año Kennedy hubo de enfrentar la crisis de los misiles que Kruschev enviaba a Cuba. En 1961 Cuba era ya una colonia soviética, con toda la estructura política (control de todos los poderes del Estado,  partido único, presos políticos -tortura, golpizas, trabajos forzados -, solamente medios oficiales de comunicación, ateísmo como religión oficial). Hasta 1991 cuando colapsó, la  Unión Soviética fue el principal aliado comercial de Cuba.
La salvación llegó  de la mano de Chávez, quien llamaba a Castro su “mentor” y a su gobierno “una democracia revolucionaria”. Además de acuerdos de cooperación en diversas materias, Chávez le entregó a Cuba USD 18 millardos en préstamos y donaciones. Pero no fue Venezuela la que colonizó a Cuba sino a la inversa. Chávez se entregó a los Castro que le retornaron su devoción dándole el tratamiento médico de su cáncer aunque, finalmente, lo devolvieron a Caracas en un ataúd.
¿A dónde volver entonces los ojos? A los Estados Unidos. Los Castro son malos pero no estúpidos. El 17 diciembre de 2014, Obama y Castro anunciaron que abrirían negociaciones para restablecer relaciones diplomáticas y terminar el embargo. Hoy ese camino ha fracasado. Aunque haya relaciones con Cuba, Trump no los quiere ni está dispuesto a facilitar el asunto.

La Cuba de los Castro ha sido durante 59 años una finca de su propiedad. La oposición ha sido siempre aplastada sin misericordia. Y luego de la muerte de Fidel y del “retiro” de Raúl las cosas no van a cambiar.

Miguel Díaz-Canel, un comunista nacido y educado durante la dictadura castrista, un peón de estribo de Raúl, ha sido elegido para sucederlo en la presidencia, pero éste seguirá como Secretario del Partido Comunista Cubano, es decir, como jefe de gobierno de hecho, al mejor estilo de la Unión Soviética (Stalin, Kruschev, Brezhnev, Andropov, Chernenko y Gorbachov fueron Secretarios del Partido Comunista, el verdadero centro del poder). Díaz-Canel será una marioneta. Un administrador fiel de Castrolandia.

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Coda: La reelección de Orban en Hungría ha desatado las iras de la Unión Europea porque dizque desafía los “valores” de la Europa moderna. Lo mismo le endilgan a Polonia, República Checa y Eslovaquia que defienden la familia como unión de hombre y mujer y al feto como persona desde el momento de la concepción y que se oponen al multiculturalismo --que ha generado multitud de guetos islámicos en Europa--, a la ideología de género y  a la cultura de la muerte que imperan en el continente.