Eutanasia o paliativos | El Nuevo Siglo
Domingo, 14 de Abril de 2019

Hablando de los enfermos terminales conviene que los que aun ven la ética como necesaria para la convivencia humana se informen sobre lo que son los paliativos, en caso de tener que decidir si matarlos o dejarlos morir naturalmente.

1. Antes que nada se debe aceptar que sin el derecho a la vida humana los demás derechos no tienen sentido. Claramente toda persona es digna por el hecho de existir: por lo que hablar de muerte digna es un imposible ético y gramatical.

2. Quitar los alimentos, el suero, el oxígeno para que “no sufra más” un paciente es un asesinato: cruel, inhumano (que mueran de hambre, ahogados o de sed). Las últimas horas o días de una persona en estado terminal deben ser la oportunidad para acompañar al enfermo -con delicadeza, cariño, serenidad  y fe- y unir las familias. Y si lo desean se debe facilitar atención espiritual. Mientras que matar para acabar con el sufrimiento siempre será un asesinato: llámelo como lo llamen y como sea.

3. No es lo mismo desconectar los artefactos que sostengan artificialmente a un enfermo sin posibilidades de curare, que desconectar los aparatos que sostengan artificialmente una persona con posibilidad de sobrevivir, al retirarle los artefactos, superadas las razones del tratamiento.

4. Y la venta de órganos, por lucrativo que sea, no puede ser la razón para la eutanasia, el fin nunca justifica los medios, menos si el medio es eliminar personas humanas. La dignidad de la persona humana no lo permite.

5. Otra cosa son los paliativos, que reducen los dolores insoportables, estos siempre son recomendables. En este caso, soluciones como la morfina se puede aplicar: la dosis que sea necesaria, siempre y cuando no se busque eliminar al paciente. En este caso se trata de aliviar el dolor, prudentemente y profesionalmente, aunque se corra el riesgo que el corazón deje de latir.

6. Y que no digan que el exterminio fue voluntad del paciente cuando lo dejan solo en un cuarto semanas, sin luz, para que después firme una autorización para que lo duerman como a los perros. Este es un “juego infame, cínico” que se aplica en algunos países deshumanizados.

7. Ahora, fue un error histórico, difícilmente reparable, la campaña mundial -en contra de los que vieron las graves consecuencias de un invierno demográfico para el mundo- que sigue  promoviendo el asesinato de los que tienen enfermedades terminales a cualquier edad, con el argumento que tienen patologías terminales, siendo que muchos de estos pueden vivir una vida normal y productiva, durante décadas, con dietas sanas y seguimiento médico (este es mi caso). Mientras se busca, afanosamente, soluciones a una población envejecida sin que se tenga una población joven que la remplace.

 

8. Todo ser vivo privilegia la supervivencia de su especie y el humano razón de más: entiende que la vida humana empieza desde la fecundación del óvulo. Así la reconoce la Ley Natural, la antropología, Moisés, Hipócrates, las Siete Partidas, nuestro Código Civil desde Andrés Bello... y la eutanasia tampoco puede ser para los más indefensos y débiles. Digan lo que digan legisladores o galenos.