Maldición presidencial | El Nuevo Siglo
Jueves, 25 de Abril de 2019

Ser presidente de un país se ha convertido en una maldición, solo basta que ascienda a la primera magistratura, para terminar enjuiciado, encarcelado o muerto. Son pocos los mandatarios que durante su periodo o una vez finalizado, puedan conservar su prestigio y tranquilidad.

El caso mas dramático se acaba de ver con un expresidente peruano, quien por dos oportunidades manejó el destino de su país, se suicidó de un tiro en la sien, antes de ser encarcelado, luego de haber vivido varios años de exilio evadiendo sus acusaciones.

La lista en Perú es enorme: los últimos cinco presidentes en 28 años han terminado mal: Fujimori moribundo y encarcelado por varios años; Alan García exilado y suicidado; Alejandro Toledo fugado; Ollanta Humala y su esposa encarcelados y huyendo; Pedro Pablo Kusinky enjuiciado y detenido, para rematar Keiko Fujimori excandidata presidencial igualmente presa.

En Brasil la historia es similar, Lula Da Silva condenado; Dilma Rousself depuesta y enjuiciada; Michel Temer detenido. Ahora en Ecuador, Rafael Correa asilado en Bélgica, el actual vicepresidente Jorge Glas condenado; Abdalá Bucaram duró 20 años exilado en Panamá. En Argentina el matrimonio ex presidencial Kirchner, Carlos Menem, etc.  La lista es larga: El General Manuel Antonio Noriega de Panamá pasó sus últimos 20 años preso en Estados Unidos, reclamado por Francia y Panamá, murió en la ignominia; Ricardo Martinelli un exitoso empresario que optó por el poder de su país, hoy se encuentra encarcelado en una prisión norteamericana. En Guatemala 5 mandatarios, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Venezuela, Paraguay entre otros. Y bueno la lista es interminable, mas de 20 expresidentes encartados.

En Colombia no ha habido detenciones después del General Rojas Pinilla, pero si investigaciones como la del expresidente Ernesto Samper y persecuciones sin resultados como la de Álvaro Uribe Vélez, que no ha tenido un minuto en paz desde que dejó la Casa de Nariño sin haberle podido comprobar nada en su contra, pero si le apuntaron a su hermano. Al expresidente Santos le están escarbando lo inimaginable para sumarlo a la lista.

Ser Presidente se convirtió en una maldición, el demonio del poder y el dinero carcome una labor tan importante y digna en la persona humana. Empresas demoniacas como Odebrecht han sido terribles agentes corruptores debido a que hicieron de los sobornos su medio productivo. Cuanto mal han hecho estos y muchos más que maldijeron la política, una noble actividad encaminada a servicio del bien común. Que tristeza de aquellos prohombres y mujeres que terminaron en el oprobio a causa de sus ambiciones, codicia y poder. Otros injustamente acusados y perseguidos y no escaparon a quienes fueron abusados por sus amigos que los utilizaron para su propio enriquecimiento.

Ser presidente se convirtió, lejos de un honor, en una maldición, fenómeno de la incomprensible condición humana. Decisiones como la de Alan García dejan profundos mrensajes a tener en cuenta, porque no hay derecho que nuestros presidentes terminen como muchos del continente y el mundo, destruidos y vilipendiados después de un enorme esfuerzo por llegar y gobernar, para luego huir, perder la libertad o morir en la deshonra. ¿Vale la pena ser presidente? Ahí queda la pregunta.

arangodiego@hotmail.com